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Un conflicto inusual sacude por estas horas a uno de los barrios cerrados más exclusivos del conurbano bonaerense. La posible llegada de Rafael Di Zeo, histórico jefe de la barra brava de Boca Juniors, desató un verdadero cisma entre los vecinos del country Abril Club de Campo, ubicado en Berazategui. La oposición es firme y se organiza para bloquear la mudanza, argumentando razones vinculadas a la seguridad y la tranquilidad del entorno.
La solicitud para ingresar fue presentada días atrás por Carolina Condello, esposa de Di Zeo, quien además adjuntó cartas de recomendación firmadas por figuras de peso: Jorge Amor Ameal, actual vicepresidente del Club Atlético Boca Juniors, y el empresario tabacalero Carlos Tomeo. Pese a ello, la reacción vecinal no tardó en llegar.
“Varios vecinos estamos presentando cartas de oposición para que no se lo acepte. Hay que conseguir que se opongan el 20 por ciento de los socios accionistas, que serían 204 aproximadamente”, explicó uno de los residentes en diálogo con el canal TN. La normativa interna del country permite a los vecinos rechazar el ingreso de nuevos propietarios o inquilinos si se alcanza ese umbral de oposición colectiva.
La figura de Rafael Di Zeo está marcada por un historial judicial que inquieta a más de un propietario. Tiene 63 años y desde los años ‘90 lidera la barra más temida del fútbol argentino. Fue condenado por asociación ilícita y protagonizó numerosos episodios de violencia en el marco de los espectáculos deportivos. Incluso, integra la lista de personas con ingreso restringido a los estadios, elaborada por el Ministerio de Seguridad.
Pese a esas restricciones, en septiembre de 2024 Di Zeo sorprendió con la inauguración de un restaurante en Puerto Madero llamado “Jugador número 12”, junto a otros referentes del paravalancha xeneize como Mauro Martín y Marcelo Aravena. El emprendimiento gastronómico fue visto por muchos como una estrategia de blanqueo de imagen, pero no logró despejar las sospechas que arrastra el jefe barra desde hace décadas.
El conflicto actual en Abril Club de Campo expone una tensión recurrente en los barrios privados argentinos: la puja entre la vida “tranquila y segura” que prometen sus desarrolladores y la presencia de personas con antecedentes penales que, amparadas por contactos de peso, buscan instalarse allí.
Mientras tanto, los vecinos del country continúan recolectando adhesiones para impedir el ingreso formal de la pareja. No se trata solo de la figura de Di Zeo —dicen—, sino de todo lo que su presencia podría implicar. El debate, por ahora, está abierto, pero los ánimos dentro del barrio ya están caldeados.