Es un hecho, con el frío llegan las ganas de comer platos calóricos y suculentos. La fuerza de voluntad para hacer dieta se esfuma y la ropa abrigada permite disimular los kilitos de más que en el verano se tratarán de bajar.
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Es un hecho, con el frío llegan las ganas de comer platos calóricos y suculentos. La fuerza de voluntad para hacer dieta se esfuma y la ropa abrigada permite disimular los kilitos de más que en el verano se tratarán de bajar.
En este sentido los guisos, lasagnas y pastas son los platos más esperados; para quienes quieren enfrentar el frío pero cuidando la silueta, las sopas, caldos y otras infusiones calientes son una buena opción.