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Un loco de la vida, un bohemio que solo disfrutaba como él quería. No tenía límites, solo este que lo encontró débil en la madrugada de este Jueves de Compadres, pero que dejó impreso en la memoria de quienes lo conocimos y compartimos la calidad de un verdadero hombre de las letras, Roberto el “Negro”, el “Flaco” Pellegrino, dejó la madrugada de ayer un espacio en este mundo del periodismo jujeño actual.
Su rincón natal, Tucumán, vio cómo inició sus primeros pasos en el trabajo periodístico en la redacción de La Gaceta y otros semanarios locales. Solía comentar que su vocación nació por su padre que lo “obligaba a leer y escribir y sin errores ortográficos”.
La redacción de El Tribuno de Jujuy y quienes fuimos sus compañeros de trabajo, somos testigos de sus cualidades periodísticas, pero también de su capacidad de caminar siempre por la cornisa con sus editoriales, que tenían la particularidad de ser como él, fiel a su espíritu de hombre “bicho” del periodismo.
Celoso y cauteloso en su quehacer periodístico, el “Flaco” manejaba la habilidad de investigar y difundir lo que él consideraba trascendente, lo que muchas veces le trajo muchos dolores de cabeza y hasta opiniones contrarias de propios y ajenos...sino preguntémosle a la mayoría de los políticos jujeños que lo conocieron y los que no también.
Más allá de su carácter particular, el “Flaco” Pellegrino tenía una conducta respetable y a la vez de buen ánimo en la tarea laboral, más aún en los comentarios de radio a los que les daba su estilo propio de jocosidad.
“Portate bien”, era su frase compartida con los compañeros de trabajo sin medir el rumbo de su caminar diario y de las locuras buenas de la vida que lo llevaban a ser un personaje del periodismo, un tucumano sin límites dueño de una prodigiosa pluma que descolló en el periodismo jujeño.