Momentos tensos se vivieron ayer en la sala de audiencias del segundo piso del Palacio de Tribunales, en el juicio que se le sigue a un hombre acusado de intentar asesinar a su exmujer con un rifle, efectuando cinco disparos a quemarropa.
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Momentos tensos se vivieron ayer en la sala de audiencias del segundo piso del Palacio de Tribunales, en el juicio que se le sigue a un hombre acusado de intentar asesinar a su exmujer con un rifle, efectuando cinco disparos a quemarropa.
La primera persona en prestar declaración ante el Tribunal fue Analía Verónica Castillo, la mujer que salvó su vida de milagro luego de ser atacada por el radiólogo Gustavo Isidro Garzón. La víctima trató de mantenerse entera mientras relataba lo que ocurrió en la vivienda de los padres del imputado en el barrio Ejército de los Andes de la ciudad de San Pedro de Jujuy, la madrugada del 29 de julio del 2018.
Uno de los abogados de la defensa, Jorge Vázquez intentó direccionar sus preguntas atribuyendo el ataque femicida a su apreciación personal, de que la víctima que tiene como profesión de acompañante terapéutica, podría haber influido en la decisión de Garzón.
Ante esta hipótesis que el letrado aseguró que demostrará en sus alegatos, el Tribunal en lo Criminal Nº 2 que preside el juez Luis Kamada pidió a Vázquez que se remita solo a preguntar lo que tenga que ver con el hecho que se investiga y que sus apreciaciones eran improcedentes.
A todo esto Castillo quedó muy shockeada y aunque le costó continuar decidió seguir con su conmovedor relato, pero el otro abogado defensor José Manuel Vargas introdujo en la sala otra conjetura muy personal, intentando dar a entender que una de las causas del ataque de Garzón era porque ella luego de poner fin a la relación, se había puesto de novia y no se lo había comunicado a atacante.
De inmediato la abogada querellante Cecilia Cortez del Consejo Provincial de la Mujer solicitó al Tribunal que se respete a la testigo, que había percibido preguntas hostiles por parte de la defensa y dejó en claro que la víctima no estaba en el estrado en condición de profesional, sino que estaba para relatar sobre el ataque que sufrió en manos de su expareja.
Se sabe que en todos los debates orales cada defensa tiene una estrategia de llevar adelante los supuestos elementos probatorios que pesan en contra de su defendido, pero con lo que se vivió en la jornada de ayer, surge la necesidad de preguntar cuál es el límite que tiene un letrado, en su afán de defender, tratando de imponer hipótesis, apreciaciones personales, afectando notoriamente el estado de ánimo a una persona.