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“Me di el gusto de ver mis cosas en grandes boutiques”

Luego de viajes laborales a EEUU, se mudó a Miami de la mano del arte. Hoy vive en Orlando con su hija.
Domingo, 05 de junio de 2022 01:03

Con el arte como pasaporte al mundo, la jujeña Liliana Bodnar encontró en sus viajes laborales una oportunidad y se mudó a Miami. En un golpe de suerte consiguió trabajo, se estableció y disfrutó de producir arte, la playa e incursionó en el negocio inmobiliario. Hoy disfruta de la naturaleza en Orlando, Florida, donde vive con su hija Natalie.

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Con el arte como pasaporte al mundo, la jujeña Liliana Bodnar encontró en sus viajes laborales una oportunidad y se mudó a Miami. En un golpe de suerte consiguió trabajo, se estableció y disfrutó de producir arte, la playa e incursionó en el negocio inmobiliario. Hoy disfruta de la naturaleza en Orlando, Florida, donde vive con su hija Natalie.

En Jujuy acababa de terminar el secundario en el colegio Santa Bárbara y partió a Buenos Aires para estudiar Ciencias de la Comunicación, pero luego siguió la rama de publicidad y marketing, y en ese ínterin comenzó a trabajar en el negocio familiar de arte que le permitió viajar para traer materiales. Se enamoró del arte y de las relaciones sociales que comenzó a hacer a través de ello, ya que más allá del idioma le permitía comunicarse con gente de varios países.

Egresó en 1993 en la Universidad Católica Argentina (UCA), conocimientos que aprovechó para hacer sus propios estudios de marketing para su labor en arte. Cada vez que hacía alguna exposición en Estados Unidos se quedaba un tiempo para formarse. Obtuvo un certificado de master y teacher en la Universidad de Dallas, y otro con Ipad de artistas internacionales de la porcelana, por el que luego dictó sus propios seminarios en varios países.

CON SUS PADRES | MABEL Y ZSOLT BODNAR.

Fue presidenta de una ONG de artistas de la Ciudad de Buenos Aires con la que organizaba eventos artísticos donde abrió el espectro al óleo, acrílico, tela, acrílico y vidrio, y en 2001 con sus padres hizo una exposición internacional.

Surgió la oportunidad de trabajar en restauración en Nueva York y debido a que comenzaron a pedir visa para ingresar a Estados Unidos, se demoró y no pudo viajar, pero lo logró el 3 de marzo del 2003, el día de su cumpleaños y fue a Miami. "Llegué con mi perra schnauzer, que venía en una caja y una valija chica porque me dije no necesito más que esto, solo mis sueños por cumplir y mi par de chancletas", recordó.

Sus padres vivían allí, se quedó en Down Town y buscaba establecerse de la mano del arte, por lo que llevó ropa y zapatos pintados que comenzó a vender en tiendas de Versace de South Beach, bajo esa marca. "Ellos normalmente contratan los artistas, que no figuran. Pero me di el gusto de ver mis cosas en las grandes boutiques", destacó.

EN DISNEY | LA JUJEÑA EN EL FAMOSO PARQUE DE FLORIDA JUNTO A SU HIJA NATALIE.

Trabajó en un gimnasio por semanas y al buscar alquilar un departamento llamó la atención del propietario por su ropa pintada artísticamente, era alguien que apreciaba el arte y la convocó a trabajar en su compañía de bienes raíces y hoteles, de modo que pudiera decorarlas. Eso le valió la extensión de la visa de turista y al vencer la contrato le permitió obtener la visa H1 B1 para trabajar legalmente. En esos tres años estudió bienes raíces para ofrecer los servicios de arte, para vajillas características de barcos y murales, organizaba partidos de vóley con los empleados y se iba a la playa al salir de trabajar.

Se enamoró, tuvo una hija y comenzó su crianza. "Cuando pensaba qué más puedo pedir, me surge un problema de salud", recordó y pese a la fatiga crónica que le impedía moverse y otros síntomas la diagnosticaron con lupus, una enfermedad autoinmune luego de varios años.

EN NASA KENNEDY SPACE CENTER

Actualmente desde su ventana ve naturaleza, animales, alguna vez vio un oso y siempre los fuegos artificiales del gigante Disney que disfruta con su hija, Natalie. Es que se mudó en 2013 a Windermere, Orlando, para tener una vida más tranquila y trabajar como directora de arte en una compañía de desarrollo. "Nunca me cerré en una sola cosa, buscaba algo para compensar", dijo y es que no paró, estudió fotografía y notaria.

Tras algunos brotes de la enfermedad visitó a una amiga en Eslovenia, y al volver le descubrieron cáncer, pasó por una doble mastectomía, decidió afrontarlo y seguir haciendo lo que le gusta. "Vivo el día como si fuera a morir mañana. Agradezco en el alma que me haya tocado pasar por todas estas situaciones porque aprendí a apreciar la vida, a vivir mejor, a que ser feliz depende de uno, no de lo que no puedas comprar. La felicidad es algo que se construye a diario", afirmó y destacó que siempre tuvo el apoyo incondicional de sus padres y sus hermanos Guillermo que vive en California y Pablo en Argentina, pero que ahora la visitan.

En diciembre planea visitar

Con Jujuy, Liliana Bodnar siempre tuvo contacto a través de su grupo de amigas que mantiene desde el jardín de infantes del Colegio Santa Bárbara, con quienes se reencontró a través de las redes sociales. La última vez que volvió a Jujuy fue en septiembre del 2019, en una recaída, lo que le significó renovar energías por el grato encuentro con familia y amigas. “Era pura risa y carcajadas, y cuando volví los estudios me salieron bien”, destacó ponderando el efecto sanador del amor. En diciembre planea visitar Jujuy con su hija Natalie, quien habla castellano fluidamente porque siempre le habló y le enseñó. Mientras, esperan atentas ante la alerta de esta semana de huracanes, fenómeno que ya vivieron en otras ocasiones y del que esperan no sea muy fuerte.