Hay ocasiones en la vida que parecen corroborar aquella frase que dice que las desgracias nunca vienen solas. A veces parece que todo nos sale mal y resulta difícil encontrar la luz al final del túnel.
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Hay ocasiones en la vida que parecen corroborar aquella frase que dice que las desgracias nunca vienen solas. A veces parece que todo nos sale mal y resulta difícil encontrar la luz al final del túnel.
Sin embargo, si hacemos un esfuerzo por recuperar la alegría, hallaremos la paz necesaria para atravesar esta dura situación. Nos olvidamos de que nosotros somos la alegría misma, y nos engañamos pensando que la alegría es algo que se obtiene una vez cumplidos ciertos requisitos.
Nos dividimos y nos engañamos al pensar que estamos separados de la alegría, y que es algo que tengo que adquirir, ganar, obtener o conquistar.
Hay momentos en la vida en los que la alegría es difícil de encontrar. Sin embargo, está en nuestras manos buscar el camino para convertirla en compañera de viaje y no dejarla escapar.
Recuperar la alegría puede ser un proceso difícil, igualmente podemos trabajar en algunas cosas que nos ayuden a recuperarla, y las voy a compartir hoy con vos en esta columna, espero que te ayuden como a mí.
Primeramente identifiquemos lo que nos está impidiendo ser felices, lo que nos está haciendo sentir tristes o desanimados, ya sea una situación, una relación, un trabajo, entre otras cosas. Y después, aprendamos a aceptar nuestras emociones y no las reprimamos. Es importante el apoyo emocional, hablar con amigos o familiares en los que confiemos, o consideremos, como una buena alternativa, hablar con un terapeuta o un coach. A veces, hablar puede ayudarnos a procesar las emociones y a encontrar formas de superarlas.
Otra cosa que podemos hacer es llenarnos de cosas placenteras. El placer lo podemos encontrar en las pequeñas cosas, como por ejemplo, en darnos un baño calentito, hacernos el té que nos gusta mientras vemos el atardecer, poner música que llegue directo a nuestro corazón, darnos un masaje, ver una película que nos guste, solos o acompañados, como sea nuestra preferencia, hacer ejercicio, pintar, leer, sentir el aire fresco de la tarde, disfrutar del atardecer... en fin, actividades que disfrutés.
Celebremos como se merece el regalo de cada nuevo día porque cada instante es una oportunidad única de entrenar el músculo de la alegría, cada instante del mundo es la escuela abierta de la alegría.
Hacer cosas que nos gusten puede ayudarnos a distraernos de los problemas y a sentirnos mejor. Agradezcamos. A veces, centrarnos en lo que tenemos en lugar de lo que nos falta puede hacernos sentir más felices y agradecidos.
Salgamos de nuestra zona de confort, probemos cosas nuevas o hagamos algo fuera de lo común, eso puede ayudarnos a sentirnos más vivos y felices. Considera hacer algo que no harías, como viajar a un lugar nuevo, hacer un deporte extremo o asistir a un evento social. Recuperar la alegría puede llevar tiempo y esfuerzo, pero con perseverancia y las estrategias adecuadas, podemos encontrar la felicidad de nuevo, Namasté. Mariposa Luna Mágica.