La Pachamama comunitaria de lote La Manga tiene la particularidad de presentar signos que dejaron como legado sus fundadores, hace más de ocho décadas, quienes, a su vez, heredaron el ritual ancestral de sus predecesores. Por ello, cuando julio se anuncia en el calendario del tiempo, cada martes, los padrinos de la Pachamama se reúnen con los nuevos pasantes para asesorarlos sobre el desarrollo de las actividades que deben cumplirse el 1 de agosto, cuando se rinde tributo a la Madre Tierra. Además, se presentan y sahúman las banderas de todos los que pasaron "la fiesta".
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La Pachamama comunitaria de lote La Manga tiene la particularidad de presentar signos que dejaron como legado sus fundadores, hace más de ocho décadas, quienes, a su vez, heredaron el ritual ancestral de sus predecesores. Por ello, cuando julio se anuncia en el calendario del tiempo, cada martes, los padrinos de la Pachamama se reúnen con los nuevos pasantes para asesorarlos sobre el desarrollo de las actividades que deben cumplirse el 1 de agosto, cuando se rinde tributo a la Madre Tierra. Además, se presentan y sahúman las banderas de todos los que pasaron "la fiesta".
A diferencia de años anteriores, este signo que tiene que ver con la sahumada de las banderas, no se realizó en el legendario lote azucarero, sino que se cumplió en el hogar de los nuevos pasantes, ubicado en barrio Albornoz de San Pedro de Jujuy. Se trata de la familia Gaspar-Solis, quien tendrá la responsabilidad de organizar todo lo relacionado con el homenaje, agradecimiento y tributo a la Pachamama, siempre contando con la colaboración de padrinos y devotos.
Este ritual se cumple los tres primeros martes de julio, donde se prepara un lugar para colocar la gran cantidad de banderas que son celosamente custodiadas por los padrinos de la Pachamama, Martina Valencia y Desiderio Gaspar. Luego, una pequeña pachita recibe el agradecimiento de los presentes, quienes ofrecen bebidas frías y calientes (canelao y ponche), coca, cigarrillos y velas encendidas. Se procede entonces a sahumar y enflorar con serpentina y papel picado las banderas que, desde 1940, presentaron los pasantes, cada una con su color y singular diseño. La bandera que preside el ritual es de los actuales pasantes Lidia Gaspar y sus hijos Daniel, Julio y Melina Solís.
Lidia Gaspar compartió la felicidad de pasar la fiesta de la Pachamama de lote La Manga. "Estoy ansiosa esperando el día y muy agradecida porque los padrinos permitieron cumplir con el ritual de sahumar, velar y presentarle ofrendas. Esto siempre se hizo en el lote La Manga, porque allí es donde pertenece. Agradezco a todos los que llegaron para participar de este ritual. Mis hijos me acompañan porque ellos continuarán con esta tradición para que el agradecimiento a la Madre Tierra no se pierda".
Hasta el 1 de agosto del año pasado, el mojón de la Pachamama de lote La Manga estaba ubicado en el verde esmeralda paisaje del sector denominado El Triángulo de El Chaguaral, en tierras de Ingenio La Esperanza. Allí, en 1940, don Modesto Gaspar, un humilde trabajador de Ingenio La Esperanza que había llegado desde la Puna jujeña a trabajar en la zafra, abrió el vientre de la Madre Tierra, y en ese mojón, de rodillas, agradeció por los dones recibidos. Comida, bebida, coca, cigarrillo y velas encendidas fueron depositados con gran solemnidad y respeto. Lejos estaba de saber don Modesto que ese 1 de agosto fundaba en este verde solar de la provincia de Jujuy, la Pachamama de lote La Manga, que atrajo con el paso de los años a muchos de sus hijos, hasta convertirse en la más grande Pachamama comunitaria. El 1 de agosto de 2022, el mojón fue trasladado hasta el corazón de lote La Manga, donde dijeron los padrinos que quedará por siem