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La disolución de Vialidad Nacional, concretada por decreto el martes pasado, no tomó por sorpresa al Gobierno provincial. Era algo esperado. Así lo demuestra los pasos que vino dando el Ejecutivo local para hacerse cargo de casi 100 kilómetros de pavimentación de la ruta nacional 51.
Tras décadas de abandono y promesas incumplidas, el panorama actual de esta vía, fundamental para la minería y eje del corredor bioceánico, es de un calamitoso camino de tierra entre San Antonio de los Cobres y el Paso de Sico (límite con Chile).
Son 133 kilómetros que fueron divididos en cinco tramos de obra. Entre San Antonio y Olacapato hay tres tramos de pavimentación. En su momento, Vialidad Nacional licitó los tramos 1, 2 y 3, pero la ejecución quedó limitada a los tramos 2 y 3 (de 35 kilómetros), que hoy están paralizados, pero desde Nación se comprometieron a finalizarlo. La Provincia cuenta con ello.
El tramo 1, que conecta San Antonio de los Cobres con Mina La Poma (18 kilómetros), la Provincia gestiona la autorización legislativa para acceder a un crédito de US$100 millones del Fondo Financiero para el Desarrollo de la Cuenca del Plata (Fonplata) que le permita asumir su pavimentación, entre otras obras previstas para la Puna.
Desde Olacapato hasta el Paso de Sico, se encuentran los tramos 4 y 5 (80 kilómetros). Estos sectores se ejecutarían con otro préstamo del Banco Internacional de Desarrollo (BID).
Tiempos estimados del plan
Camacho dijo que la ejecución de las obras demandaría 18 meses. Aclaró que, por tratarse de un crédito internacional, el proceso previo podría llevar unos 6 meses, ya que intervienen organismos multilaterales. Además, si bien el tramo 1 ya cuenta con proyecto, los 4 y 5 requerirán la elaboración de proyectos ejecutivos antes de ser licitados.