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Después de 26 años al frente del santuario Virgen de la Peña, el sacerdote Francisco Rubén Sica dejará ese lugar en medio de las Yungas para continuar su misión evangélica en San Salvador de Jujuy. Comprometido con las necesidades del norte salteño, Sica agradeció las innumerables muestras de afecto que recibe a diario y se emocionó hasta las lágrimas al relatar sus vivencias en el santuario. El próximo 20 de diciembre, la comunidad de Tartagal se reunirá en el Colegio de las Hermanas Clarisas Franciscanas para rendirle homenaje, donde el Padre Sica será declarado ciudadano ilustre de la ciudad.
El lunes 8 de diciembre, cientos de norteños expresaron su reconocimiento a su labor pastoral. "Fue demasiado. Un grupo de chicos músicos junto al Toba Toledo me cantaron una canción que escribieron especialmente para mí. Creo que no me merezco tanto afecto", expresó Sica, quien añadió: "A veces pienso que debí haber hecho mucho más. Me piden que no me vaya, pero soy obediente a las disposiciones de la superioridad de la orden franciscana, y ellos dispusieron que me instale en San Salvador de Jujuy para llevar adelante un eremitorio, un lugar de recogimiento y oración. Debo ser uno de los pocos frailes que estuvo tanto tiempo en un solo lugar, pero soy un agradecido a Dios por haberme permitido estar tantos años aquí".
Sica destacó el crecimiento del santuario no solo en términos materiales, sino especialmente en lo espiritual.
Consagración del santuario a la Virgen
Sica explicó que la consagración de un santuario a la Virgen es un proceso muy significativo y único en Argentina, ya que solo existen dos santuarios consagrados: San Nicolás de los Arroyos y Virgen de la Peña. Esta consagración fue posible gracias a la intervención de milagros y apariciones verificadas por el Vaticano.