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El tránsito por la Ruta Nacional Nº 50 suele exigir atención permanente. Es una vía clave para la conexión del norte salteño, atravesada a diario por cientos de vehículos particulares, transporte de mercaderías y circulación local. En ese contexto, un episodio ocurrido a la altura de Lote Sarita dejó al descubierto una situación tan frecuente como poco advertida: los riesgos que genera un carro de remolque sin las medidas de seguridad adecuadas.
Todo comenzó cuando un automóvil circulaba transportando un carro enganchado, cargado con bebidas. Por motivos que ahora son materia de investigación, el enganche cedió, el carro se desprendió y quedó sobre la calzada, convertido en un obstáculo inesperado para quienes venían detrás. No hubo tiempo para anticiparse: una camioneta, que circulaba en la misma dirección, se encontró de manera repentina con la estructura metálica en plena ruta.
El conductor reaccionó de forma instintiva para evitar un impacto directo. Giró el volante, intentó esquivar el carro suelto y, en esa maniobra, perdió el control del vehículo, que terminó volcando al costado de la ruta. El desenlace pudo haber sido mucho más grave, pero el siniestro se saldó con lesiones leves en ambos conductores, entre ellos un hombre de 65 años.
En el lugar trabajó personal de la Policía de Salta, que aseguró la zona y realizó las pericias correspondientes para determinar cómo se produjo el desprendimiento del carro y si el sistema de enganche cumplía con las condiciones mínimas de seguridad exigidas para circular en rutas nacionales.
El episodio dejó al descubierto una falla crítica: un carro mal asegurado no solo pone en riesgo a quien lo transporta, sino también a terceros que circulan detrás o en sentido contrario. En este caso, la camioneta logró esquivar el obstáculo, pero el escenario pudo haber sido mucho peor. De haberse producido un choque frontal o lateral contra el carro desprendido, el impacto contra una estructura rígida habría tenido consecuencias imprevisibles.
Especialistas en seguridad vial advierten que muchos carros de remolque circulan sin sistemas de sujeción reforzados, sin cadenas de seguridad, señalización adecuada ni revisiones técnicas. En rutas como la 50, donde la velocidad es un factor determinante, este tipo de negligencias se transforma en una amenaza constante.
El vuelco ocurrido en Lote Sarita no fue solo un accidente más en la estadística. Funcionó como una advertencia concreta sobre la responsabilidad de quienes circulan con cargas remolcadas. Esta vez fueron lesiones leves y daños materiales. La próxima, si no se corrigen estas prácticas, el desenlace podría ser muy distinto.
Fuente: Círculo de Prensa Orán