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A más de dos décadas del incendio en República Cromañón, la tragedia que dejó 194 muertos y más de 1.400 heridos sigue siendo una herida abierta en la memoria colectiva argentina. Lo ocurrido la noche del 30 de diciembre de 2004 marcó un punto de quiebre en la cultura del rock nacional, en las políticas de seguridad y en la forma de vivir los espectáculos en vivo.
Aquella noche, un recital de la banda Callejeros en el barrio porteño de Once terminó en una de las mayores tragedias no naturales del país. Una bengala encendida por un asistente impactó contra el techo del local, recubierto con materiales altamente inflamables. En pocos minutos, el fuego y un humo denso y tóxico convirtieron el lugar en una trampa mortal.
La desesperación por escapar se encontró con un escenario crítico: salidas de emergencia cerradas con candados, un espacio claramente sobrepasado de público -unas 3.500 personas en un lugar habilitado para poco más de 1.300- y una ausencia total de controles efectivos. Muchas de las víctimas murieron por asfixia e intoxicación, otras por quemaduras. La mayoría eran jóvenes y adolescentes que habían ido a despedir el año al ritmo del rock.
Mientras tanto, en el exterior, bomberos, vecinos y sobrevivientes intentaban rescatar a quienes habían quedado atrapados, en medio de un colapso del sistema de emergencias ante la magnitud del desastre.
Con el paso de las horas y los días, la tragedia dejó al descubierto una cadena de irregularidades que iba mucho más allá de esa noche. La sobreventa de entradas, el uso de materiales no aptos, la falta de controles, y la corrupción en el sistema de habilitaciones quedaron expuestos de manera contundente.
Las responsabilidades alcanzaron al empresario Rafael Levy, dueño del inmueble; a Omar Chabán, responsable del boliche; a integrantes del entorno de la banda y a funcionarios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El impacto político fue inmediato: el entonces jefe de Gobierno Aníbal Ibarra fue destituido tras un juicio político.
Cromañón marcó un antes y un después. A partir de entonces, se revisaron normativas, se clausuraron locales y se modificaron las reglas para los espectáculos masivos en todo el país. Pero el cambio no fue solo legal: también se transformó la forma de vivir la música en vivo. Se quebró un ritual generacional atravesado por la pirotecnia y la masividad sin controles, y comenzó a instalarse una conciencia colectiva sobre la seguridad como un derecho.
La memoria de las víctimas encontró múltiples formas de expresión. Una de ellas es la Colección documental “Etnografía Memorial de Cromañón”, de la investigadora y antropóloga Ludmila da Silva Catela, que reúne fotografías y registros de los memoriales espontáneos construidos frente al boliche en los años posteriores.
Zapatillas, remeras, rosarios, fotos y mensajes conformaron un espacio de duelo, pero también de denuncia y lucha colectiva. “Cada objeto hablaba de vidas jóvenes interrumpidas y nos obligaba a no olvidar”, escribió la autora al recordar una de las imágenes tomadas en 2005.
A más de veinte años, resulta imposible pensar Cromañón como un accidente inevitable. La tragedia fue la consecuencia directa de haber mirado para otro lado: se ignoraron normas básicas, se sobrevendieron entradas, se sellaron salidas y se habilitaron espacios inseguros. Ese cúmulo de decisiones, atravesadas por la corrupción y la desidia, tuvo un costo irreversible: 194 vidas perdidas.
Películas y documentales que abordan la tragedia de Cromañón
A lo largo de los años, el impacto del hecho también fue reflejado en el cine y el documental:
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Yo, adolescente (2019), dirigida por Lucas Santa Ana. Drama argentino que muestra cómo Cromañón marcó a una generación, basada en un blog autobiográfico. Disponible en Netflix.
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La lluvia es también no verte (2015), documental de Mayra Bottero que sigue la búsqueda de justicia de sobrevivientes y familiares. Disponible en Amazon Prime Video y Apple TV, según región.
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Sonidos subterráneos (2021), serie documental de UN3 TV que analiza el impacto de Cromañón en la escena del rock argentino.
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Cromañón. El documental (2024), reconstrucción reciente de los hechos y testimonios, disponible en Amazon Prime Video.
Cromañón sigue siendo, a más de dos décadas, un símbolo de memoria, verdad y justicia, y un recordatorio permanente de que la cultura y la música solo pueden vivirse plenamente cuando los espacios son seguros.