¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
12°
4 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Su estadía en Mendoza, espiado y amenazado

Martes, 16 de agosto de 2011 22:10
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Antes las circunstancias antes descriptas, San Martín siente que debe abandonar Mendoza; se queda unos meses.

Espera el final de la campaña de Bolívar en el Perú, pero también desconfía de los gobernantes bonaerenses, Martín Rodríguez y Bernardino Rivadavia. Estos buscan venganza por su desobediencia de 1819. San Martín cuenta: “El gobierno que manda en Buenos Aires no solo me formó un bloqueo de espías, entre ellos uno de mis sirvientes, sino que me hizo una guerra poco noble en los papeles públicos de mi devoción, tratando de hacerme al mismo tiempo sospechoso a los demás gobiernos de provincia”.

Y mientras San Martín permanecía amenazado en Mendoza, recibió de Buenos Aires dos noticias sobre su esposa. La primera, que estaba muy enferma. Ante ello, “decidió ir a verla pero es demorado por el gobierno de Rivadavia que tiene hombres dispuestos a apresarlo. Su eterno enemigo lo tiene cercado en la ciudad cuyana”, cuenta Felix Luna.

Tiempo después, la segunda noticia: doña Remedios ha fallecido el 3 de agosto de 1823. Pero aun así, San Martín no puede abandonar Mendoza.

El ofrecimiento de López

Las amenazas de Buenos Aires son tan graves que Estanislao López, gobernador de Santa Fe, le escribe el 10 de octubre de 1823: “Sé de una manera positiva, por mis agentes en Buenos Aires, que a la llegada de V. E. a aquella capital, será mandado a juzgar por el Gobierno en un consejo de guerra de oficiales generales, por haber desobedecido sus órdenes en 1819 y 1820, realizando, en cambio, las gloriosas campañas de Chile y Perú.

Para evitar -continúa López- este escándalo inaudito, y en manifestación de mi gratitud y del pueblo que presido, por haberse negado V. E. tan patrióticamente en 1820 a concurrir a derramar sangre de hermanos con los cuerpos del Ejército de los Andes que se encontraban en la provincia de Cuyo, siento el honor de asegurar a V. E. que, a su solo aviso, estaré con la provincia en masa a esperar a V. E. en el Desmochado, para llevarlo en triunfo hasta la Plaza de la Victoria (Plaza de Mayo).

Si V.E. no aceptase esto, fácil me será hacerlo conducir con toda seguridad a Entre Ríos hasta Montevideo”. Aquí, Estanislao López le muestra a San Martín el camino del exilio, algo que seguramente el General ya había decidido.

Indignación

San Martín contestó a López el 28 de octubre. Indignado dice: “No puedo creer en tal proceder... Iré solo, como he cruzado el Pacífico y como estoy entre mis mendocinos. Pero si la fatalidad así lo quiere, yo daré por respuesta mi sable, la libertad de un mundo, el estandarte de Pizarro y las banderas de los enemigos que ondean en la Catedral, conquistadas con aquellas armas que no quise teñir en sangre argentina.

­No! Buenos Aires es la cuna de la libertad. El pueblo de Buenos Aires hará justicia”.

Años después, San Martín se refirió a este hecho y le escribió al general Guido el 27 de abril de 1829, diciéndole: “Se apostaron partidas por el camino para prenderme como a un facineroso”.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD