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El accionar de los barrabravas no deja de sorprender en el fútbol argentino. Un partido de reserva entre Quilmes y Unión de Santa Fe, jugado en el estadio Centenario, fue interrumpido por la aparición de un grupo armado de hinchas que hizo varios disparos al aire, mientras llevaban un ataúd con los restos del hijo del líder de la facción Los Alamos. Esta barra se encuentra en plena pelea para controlar la tribuna del club quilmeño y decidió hacer una temible demostración de poder.
Cuando el árbitro del partido vio lo que ocurría, detuvo las acciones unos minutos, con lógico estupor y temor. Gómez era un joven de 16 años que murió el último domingo en un accidente, tras colisionar su motocicleta contra un patrullero que lo perseguía. Con el cajón en alto, los barras estuvieron unos tres minutos sobre la tribuna y luego se retiraron. Desde el club cervecero negaron que las personas hubiesen disparado pero algunos jugadores dijeron lo contra rio.