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En la etapa final del proceso que investiga el secuestro de la joven tucumana Marita Verón, el juicio volvió a sufrir una nueva postergación. La etapa de alegatos que debía comenzar ayer, volvió a ser suspendida a raíz de una “crisis de angustia” que reportó una de las imputadas, por la cual fue internada en un sanatorio.
Esta no es la primera suspensión que sufre el proceso oral iniciado en febrero, dado que en ocasiones anteriores hubo dilaciones por una gripe de la imputada Daniela Milheim, el arresto de la acusada Lydia Medina con drogas en La Rioja, y por la operación de uno de sus hijos y también imputado, Gonzalo “Chenga” Gómez, en una clínica riojana. En esta ocasión quien manifestó un malestar fue María Jesús Rivero, imputada por la supuesta retención de Marita Verón contra su voluntad en una casa en Tucumán antes de que fuera enviada a prostíbulos en La Rioja.
El abogado de Rivero, Cergio Morfil, presentó ayer en los tribunales un informe de un médico particular que indicó que la acusada sufre un “cuadro agudo de crisis de angustia y estado depresivo”. El cuerpo médico judicial oficial constató que la acusada estaba medicada y con un alto grado de emotividad, que manifiesta a través del llanto. Por ello, el tribunal que juzga el secuestro de Verón debió suspender nuevamente las audiencias en el tramo final del juicio oral contra los trece acusados por el secuestro y sometimiento a la prostitución de la joven tucumana.
Verón fue secuestrada en abril de 1992 cuando salía de su casa para realizarse estudios en la Maternidad de Tucumán. Nunca hubo certeza de su paradero, pero varios testigos dijeron que fue llevada a una localidad del interior tucumano, de donde logró escapar y fue recapturada por policías en la terminal capitalina. Luego habría sido trasladada a La Rioja, donde fue obligada a prostituirse y al parecer tuvo un hijo con “Chenga” Gómez, uno de los acusados.