Las deudas hay que honrarla, sea del gobierno que fuere. Así como los que se encuentren al frente del país en los próximos años, tendrán que cargar con la “carretilla” llena de bonos y deudas contraídas por la Administración actual, aunque indudablemente será más leve porque mucha de ella fueron contraídas con los propios organismos del estado.
En este caso, el hecho de pagar US$ 3.520 millones a lo bonistas -correspondiente al cupón atado al crecimiento del PBI- lo que el gobierno muestra como un logro, no es nada menos que pagar, lo que antes, otros gobiernos no hicieron. Claro, que el escenario es totalmente distinto, hoy el país abona con la “espada de Damocles” sobre su cabeza y con la mirada atenta del mundo financiero, especialmente luego del fallo adverso al país en los Estados Unidos y que simplemente fue dilatado, pero no quiere decir que esté solucionado. No había forma de soslayar, al menos de manera inmediata éste compromiso con parte de los bonistas privados que no aceptaron el canje efectuado en el 2005 y en el 2010.
Frente a un escenario preocupante en materia de deuda, la Argentina apela a la vieja frase de un conocido personaje mediático: “billetera mata galán” y en este caso la billetera, hasta hace poco muy abultada de la entidad rectora, empieza a sufrir el desgaste del uso frecuente: hoy los dólares sirven para inyectar en el mercado para controlar el precio de la divisa, por otra parte el “cepo” le otorga el privilegio a la entidad dirigida por Mercedes Marco del Pont, de ser la única compradora, en una plaza cada vez más pequeña.
Con el pago efectuado y que los bonistas privados cobrarán mañana lunes en Nueva York, las reservas cerraron el último día de la semana en 43.080 millones de dólares, el nivel más bajo desde el 1 de noviembre de 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner y la gestión de Martín Redrado al frente de la entidad. Sin dudas, que los nostalgiosos recuerdan esa época cuando los dólares se fueron juntando con la paciencia de un artesano.
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Las deudas hay que honrarla, sea del gobierno que fuere. Así como los que se encuentren al frente del país en los próximos años, tendrán que cargar con la “carretilla” llena de bonos y deudas contraídas por la Administración actual, aunque indudablemente será más leve porque mucha de ella fueron contraídas con los propios organismos del estado.
En este caso, el hecho de pagar US$ 3.520 millones a lo bonistas -correspondiente al cupón atado al crecimiento del PBI- lo que el gobierno muestra como un logro, no es nada menos que pagar, lo que antes, otros gobiernos no hicieron. Claro, que el escenario es totalmente distinto, hoy el país abona con la “espada de Damocles” sobre su cabeza y con la mirada atenta del mundo financiero, especialmente luego del fallo adverso al país en los Estados Unidos y que simplemente fue dilatado, pero no quiere decir que esté solucionado. No había forma de soslayar, al menos de manera inmediata éste compromiso con parte de los bonistas privados que no aceptaron el canje efectuado en el 2005 y en el 2010.
Frente a un escenario preocupante en materia de deuda, la Argentina apela a la vieja frase de un conocido personaje mediático: “billetera mata galán” y en este caso la billetera, hasta hace poco muy abultada de la entidad rectora, empieza a sufrir el desgaste del uso frecuente: hoy los dólares sirven para inyectar en el mercado para controlar el precio de la divisa, por otra parte el “cepo” le otorga el privilegio a la entidad dirigida por Mercedes Marco del Pont, de ser la única compradora, en una plaza cada vez más pequeña.
Con el pago efectuado y que los bonistas privados cobrarán mañana lunes en Nueva York, las reservas cerraron el último día de la semana en 43.080 millones de dólares, el nivel más bajo desde el 1 de noviembre de 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner y la gestión de Martín Redrado al frente de la entidad. Sin dudas, que los nostalgiosos recuerdan esa época cuando los dólares se fueron juntando con la paciencia de un artesano.