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Jorge Vidal Casas, Roberto Neumann y Salvador Muñoz desaparecieron físicamente durante el año que se va. Fueron, cada uno desde su ámbito, piezas fundamentales en el progreso de la Provincia. Por eso este pequeño homenaje.
El 2012 estuvo signado por algunas partidas. Reconocidas y queridas personalidades de la vida pública, académica y productiva de la provincia, desaparecieron físicamente pero trascendieron gracias al legado de su trabajo y de sus ideas.
Jorge Vidal Casas, Roberto Neumann y Salvador Muñoz, se fueron de este mundo pero dejaron legado de esfuerzo y progreso.
El primero en partir fue Salvador Andrés Muñoz, “Salvita”, quien falleció el sábado 10 de marzo, a los 75 años de edad. Fue un destacado empresario salteño que murió en la Capital Federal, luego de sufrir días antes un accidente cerebro vascular.
Salvador Muñoz fue el fundador de Salvita S.A. y dueño del hotel Almería. Desplegó además una intensa labor comercial y tuvo una destacada visión empresaria y social.
Tuvo un difícil comienzo laboral en la actividad rural, como productor de frutas y hortalizas en una pequeña finca de Colonia Santa Rosa, en el norte provincial. Pero gracias al esfuerzo personal primero y en conjunto con tres de sus hijos después, la empresa que fundó, “Salvita”, es una marca reconocida en todo el país y en vastas zonas del exterior.
Si bien Salvador Muñoz se había retirado de la producción de frutas, hortalizas y granos, siguió asesorando a sus hijos en el manejo de la empresa familiar.
Sus últimos días los pasó en el hotel Almería, que construyó en la capital provincial.
Salvador Muñoz fue un inversor desde la primera hora. Instaló en la década de los ‘80 la planta de empaque más moderna de la región, en los ‘90 compró una finca en Jujuy donde instaló 40 hectáreas de invernaderos y amplió a unas 50 hectáreas los invernaderos de Embarcación.
El procesado de pimientos, porotos, el empaque y presentación de sus verduras siempre fueron su orgullo.
Neumann y un 25 de mayo gris
El 25 de mayo llegó con una dura noticia para Salta, el ingeniero agrónomo Roberto Neumann, uno de los mayores conocedores del potencial agroindustrial de la provincia de Salta y un defensor a ultranza de su chaco, fallecía como consecuencia de una enfermedad que lo aquejaba desde hacía mucho tiempo.
Graduado en la Universidad de Nacional de Tucumán había sido, como estudiante, uno de los impulsores de la creación de la UNSa. Siempre se enorgullecía de haber conocido durante esas gestiones al entonces presidente Arturo Illia. Una vez radicado en Salta, fue durante cuatro décadas investigador de INTA. Su vida transcurrió entre el laboratorio y el campo, asesorando a los productores para optimizar la producción de sus fincas y tratando de torcer el rumbo que parece condenar a la región chaqueña a subexplotar siempre sus riquezas. Creía en los recursos de la tierra y en el potencial del cerebro humano. Uno de sus últimos trabajos fue para el desarrollo del departamento San Martín. Neumann proponía que equipos interdisciplinarios de INTA, INTI, UNSa, UCSa y la provincia analizaran las posibilidades de desarrollo del subtrópico. Mostraba un escenario apto para agroindustria, frutales, fauna silvestre, artesanías, forrajeras, forestación comercial con especies nativas y exóticas.
Adiós a un pionero de la promoción del turismo
El último de los personajes más reconocidos de la ciudad en partir fue Jorge Edgar Vidal Casas, un cordobés de nacimiento y salteño por elección, que llegó a la provincia en 1971. Fue uno de los precursores del turismo en Salta. Más de 40 años de vida en la ciudad lo convirtieron en un hijo de estas tierras; de hecho, la famosa y mítica frase “Nooooooosotros los saaaaalteños” (con tonada cordobesa), acuñada por el exgobernador Roberto Romero, lo terminaron de marcar como un “salteño por adopción” en el folclore popular de la provincia. Su avanzada mirada sobre el turismo y un sinfín de proyectos para posicionar a Salta a nivel país hicieron que Roberto Romero lo eligiera como Director General de Turismo de la Provincia en 1983. Fue al lado del exgobernador que empezó a forjar una carrera política que mantuvo vigente hasta su desaparición física, el 3 de junio de 2012.
Su última etapa ligado a la política la pasó como el funcionario todoterreno de Miguel Isa e incluso, en el ámbito político y periodístico, muchos lo conocían como “el bombero de la Muni”, porque Isa siempre apelaba a su cintura política para descomprimir las protestas más complejas que amenazaban la paz de la Comuna. Fue secretario de Gobierno entre 2007 y 2009 y jefe de Gabinete entre 2009 y diciembre 2011, cuando dejó el cargo. Antes había sido concejal, entre 2005 y 2007, y presidente del cuerpo deliberativo. El 2012 lo encontró alejado de la función pública, aunque seguía ligado a la Municipalidad como asesor de la Intendencia. Aprovechó que tenía más tiempo libre para viajar con su esposa y compañera durante toda su vida, Estela Nasif. Fue en uno de esos viajes, cuando visitaba su Córdoba natal, en que un dolor en el pecho lo hizo visitar al médico. Se quedó para un control de rutina y lo internaron por precaución. Sus dos hijos apenas tuvieron tiempo de viajar para verlo consciente por última vez el 2 de junio. Un día después, su llama se extinguía.