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17 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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El señor de las choppers: la historia del coleccionista salteño que revive las bicicletas del pasado

Desde Cerrillos, Fernando Durán recupera la esencia de una época dorada de las bicicletas. Con sus chopper, BMX y modelos de los 70 y 80, revive recuerdos, emociones y parte de su propia historia, marcada por la superación.
Jueves, 17 de julio de 2025 06:32

En estos últimos años, con el boom del MTB y las ganas de hacer ejercicio tras la pandemia, las bicicletas volvieron con todo. Las bicis urbanas se llenaron de color, los senderos de los cerros de ciclistas con casco y hasta los más chicos cambiaron la consola por el manubrio. Pero, en medio de ese resurgir, también aparecieron los coleccionistas. Apasionados, nostálgicos, y sobre todo, pacientes.

Uno de ellos es Fernando Durán, o "Fercho", como lo conocen en Cerrillos y todo el Valle de Lerma. Tiene 50 años y desde hace décadas guarda, restaura y arma bicicletas con una obsesión que mezcla amor por el diseño, recuerdos de infancia y una historia de vida que conmueve. Su especialidad son las choppers, esas bicis con manubrios altos, ruedas desparejas y asientos tipo banana que marcaron a toda una generación.

“Lo mío empezó casi sin querer, no es que salí a buscar bicis antiguas porque sí”, cuenta Fernando, entre mate y mate, rodeado de cuadros colgados, manubrios cromados y cubiertas de todos los tamaños. “Todo arrancó después de un accidente que tuve a los 19 años. Casi pierdo la vida y también mi pierna. Estuve internado seis meses y cuando salí tenía que volver a moverme, recuperar fuerzas, mostrarme que podía hacer una vida normal. Entonces empecé a buscar una bicicleta chica que pudiera adaptar a mi pierna”.

La primera bici de su colección, y todavía su favorita, llegó de la mano de un gesto de cariño. “Fue una genérica, modelo V888B del año 70. Me la regaló doña Elvira Romero, la mamá de un amigo, Víctor Cruz. Yo la armé de a poco, con lo que encontraba. Esa bici fue mi cable a tierra. Me ayudó a salir adelante, me entretuvo, me mantuvo ocupado cuando más lo necesitaba”.

Después vinieron otras. Una Tomaselli del 75, una Fiorenza Futura Bocross del 70, y una Fiorenza Duemile Uno. Otras veces compraba cuadros a los chatarreros o intercambiaba piezas con otros fanáticos. “Uno de los cuadros, un SLB - PeboLiu’s Wheel del 70, lo armé con partes de moto. Me gusta mezclar, adaptar, experimentar. En el fondo, cada bici es una historia”.

Pero más allá del gusto personal o el arte mecánico, lo que empuja a Fernando es algo más profundo: “Estas bicicletas fueron el sueño de muchos chicos. Hoy las disfruto más por amor que por necesidad. Es como tener pedazos de infancia colgados en la pared”.

El tiempo de las chopper

Si hay una bici que define una época, esa es la Raleigh Chopper. Fabricada por la Raleigh Bicycle Company de Inglaterra, fue un furor en los años 70. Llegó también a Argentina y desató una verdadera fiebre entre los chicos. Con su manubrio tipo “cuernitos”, el asiento largo y esa mezcla entre bici y moto, era un objeto de deseo total.

Algunos la recuerdan por su “palanca de cambios” en el caño central. Otros por sus colores brillantes o sus ruedas desparejas. En Salta, las conocían simplemente como “las de asiento banana”. Eran símbolo de estatus, de libertad, y de aventuras barriales sin horarios.

Además de la Raleigh, otras marcas hicieron lo suyo: la Toyama, con su mítica “palanca de velocidades”, como las de un auto; la Musetta, con sus modelos coloridos y larguísimos; y la brasileña Caloi, con amortiguadores delanteros y diseño estilizado. Fiorenza, para competir, también lanzó su modelo chopper nacional, como la que lucía Alfredo el “Flaco” Arjona, en la plaza Serapio Gallegos.

“Cada una tiene su encanto. Algunas eran más robustas, otras más modernas para la época. Yo las busco por nostalgia, por lo que significaron, pero también por la mecánica: me encanta restaurar”, explicó Fercho.

Del cine a las calles

En los 80, la llegada de las películas de Hollywood trajo una nueva ola de modas ciclistas. “E.T.” puso en el mapa a la BMX Kuwahara. “Los Bicivoladores”, con una jovencísima Nicole Kidman, convirtió a la BMX en sinónimo de acción. Y, en otro registro, “Flashdance”, con su secuencia inicial de Jennifer Beals montando una bici de carrera, contagió a miles de chicas en todo el país. En Salta, las bicis de carrera rodado 26 se hicieron furor entre las adolescentes. El ciclismo era moda, deporte, identidad.

Fernando también guarda algo de eso. “La octava bici que restauré era de mi hermano. Una semi carrera rodado 16, del 79 u 80. También la arreglé. No puedo dejar que se pierdan. Cada una me habla”.

Hoy, mientras el ciclismo urbano crece y las bicis eléctricas se abren paso, el coleccionismo pedalea por otro carril. El de los recuerdos, los valores, la historia. Personas como Fernando rescatan no sólo objetos, sino emociones. En cada restauración hay tiempo, dedicación y memoria.Las bicicletas me ayudaron a volver a caminar, a creer que podía, a no rendirme. Por eso, cada una que armo es un homenaje a esa parte de mi vida”, dice. En su galpón no hay solo bicicletas, sino también existen muchísimos recuerdos ensamblados con amor.

 

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