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29 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Lito Cruz, en un proyecto que trasciende los límites del encierro

Sabado, 28 de abril de 2012 12:23
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Tiene 71 años y lleva 50 dedicados al maravilloso arte de contar una historia a través del cuerpo y la voz, el teatro. Protagonizó una infinidad de obras, actuó en películas y fue reconocido por su labor en televisión. Distintos tipos de públicos se deleitaron con sus vigorosos personajes; sin embargo, en una etapa de su vida en la que siente la necesidad de devolver todo lo que el teatro le brindo durante estas cinco décadas, el actor Lito Cruz eligió bajar del escenario y salir de gira hacia nuevos ámbitos. Junto a su compañera, María Dutil, recorren servicios penitenciarios de diferentes puntos del país con la simple y auténtica misión de demostrar que el arte no distingue la “libertad” del encierro.

Totalmente despojados de escenografía y con el único acompañamiento de una mesa, un par de sillas y un CD de música ciudadana, Lito y María llegaron al Instituto Penitenciario Federal de Salta para contar la historia de amor de dos bailarines en la época dorada del tango.

Durante una hora, un hombre y una mujer actuaron, bailaron y se dejaron envolver por la atrapante pasión que despierta el tango argentino. Después de la función, hablaron con los internos y escucharon sus agradecimientos por permitirles, por un instante, pensar en otra cosa que no sea en su aislamiento.

“Sueño de milongueros” es un homenaje de Lito Cruz a sus padres, una pareja de tangueros. La obra se estrenó en el Teatro Maipo de Buenos Aires, y en el 2010 surgió la posibilidad de llevarla a otro ámbitos cuando, por iniciativa de una docente, la presentaron por primera vez en la Unidad 31 de la cárcel de Florencio Varela (Buenos Aries). “Como teatrero sentí la necesidad de hacer servicio en lugares donde los actores no llegan o van muy poco. Me di cuenta de que en el país hay espacios vacíos que es necesario llenar y nuestro desafío, como actores, es ver cómo atraemos el pensamiento y la mente de los que están adentro”, dijo el actor en una charla que mantuvo con El Tributo, minutos después del encuentro con los internos.

Para Lito y María hacer teatro social en unidades penitenciarias y tomar contacto con las personas que viven en ellas es una experiencia que va más allá de brindarse como actores y seres humanos, también les llena el alma y los enorgullece, porque en ella confirman que “el teatro produce un foco de atención que es absolutamente imposible de evadir”. “Es un espacio donde la gente se piensa a sí misma”, sostienen.

Consultados acerca de lo que significa para ellos actuar frente a personas privadas de su libertad, Lito responde: “Cuando los veo siento que no puedo entender que hayan hecho algo malo. Los observo, allí sentados, todos compañeros de ruta, y veo un aura especial. Es muy extraño y emotivo”. María, por su parte, no deja de maravillarse ante sus gestos de emoción. “En trabajo en la calle o en un espacio vacío donde no hay escenario, ni luces, ni ninguna técnica que te proteja, y donde lo único que hay es un CD y tu cuerpo, es un desafío único e increíble”, afirma.

Para este par de soñadores que transitan diferentes caminos contando historias a través de la actuación, la palabra y la música, el arte es el reflejo de la vida. Como el reconocido y elogiado Lito Cruz afirma: “No tiene que existir un adentro ni tampoco un afuera. Y si hay un adentro tenemos que entrar y si hay un afuera debemos salir”.
 

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