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El movimiento de los “indignados” españoles cumple hoy su primer aniversario y lo hace más revitalizado, tras meses en los que su reputación sufrió bamboleos de aquí y de allá. Fueron meses también en los que silenciosamente fueron ganando nuevos papeles en la sociedad ya que canalizan algunos reclamos y protestas de ciudadanos afectados por la crisis económica que sacude a Europa y ahora especialmente a España.
Se recuerda el día cuando hace un año jóvenes del país ibérico dijeron “basta” y se autoconvocaron en la plaza madrileña Puerta del Sol para hacerse oír por todo el mundo. Allí nació el movimiento hoy más conocido como del “15-M”, el cual busca la participación ciudadana y una representatividad más abarcativa y real. De ahí uno de sus lemas y el nombre de una de una de sus principales plataformas: “Democracia real ya!”.
Sin ideologías ni afiliación a partido alguno, desde que diversas agrupaciones como DRY contribuyeron a la organización del movimiento, este es acéfalo y funciona por consenso, con internet como su principal herramienta de comunicación. Eso sí, tienen un manifiesto que guía sus pasos. Entre lo allí expuesto está su crítica al sistema actual de gobierno y lo que han de buscar: “Las prioridades de toda sociedad avanzada han de ser la igualdad, el progreso, la solidaridad, el libre acceso a la cultura, la sostenibilidad ecológica y el desarrollo, el bienestar y la felicidad de las personas”. Y, luego de mencionar los que consideran derechos básicos de los ciudadanos destacan: “El actual funcionamiento de nuestro sistema económico y gubernamental no atiende a estas prioridades y es un obstáculo para el progreso de la humanidad”.
Sus células son las asambleas barriales distribuidas en toda España, desde la que se trazan las líneas del
movimiento a nivel micro o macro local. Desde estas, su organización llegó a un punto cúlmine con el 15-O, la marcha del 15 de octubre que promovieron en simultáneo con otras ciudades del mundo y a la que adhirieron ciudadanos de al menos 82 países. Sin embargo, para algunos sectores, sus integrantes no podían hacer mucho más que indignarse. El mismo ministro de Educación, José Ignacio Wert, antes de asumir los había descrito como un movimiento con “gotas de ignorancia” y “un puntito soviético”.
Como recoge la edición de La Razón de ayer, otros intelectuales continúan criticándolos. Como Angel Alfonso Cortés (catedrático de la Universidad Complutense), quien dijo que “carecen no solo de ideas claras, sino de ideas simplemente. Les falta disciplina, ideología y capacidad de convicción”. O el escritor Alvaro Pombo, para quien “El 15-M me recuerda a Franco por lo apartidista que es. Deberían entrar en el juego democrático para llegar a buen puerto”. Y aunque algunos daban por muerto al movimiento, este resurgió el sábado pasado cuando, en conmemoración de su aniversario reunieron nuevamente a miles de manifestantes en la Puerta del Sol y en otras ciudades de España. Los recortes, la falta de trabajo y la incomprensión de las medidas económicas llevaron a la gente a volver a responder al llamado de los jóvenes “indignados”.
Entre las que caben mencionar están la Oficina Precaria, el apoyo constante a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) y su movilización para conseguir la “reforma de la ley electoral” y la “austeridad en los cargos públicos”. En cuanto a la Oficina Precaria, esta ha sido recientemente inaugurada y pretende ayudar y asesorar a todo aquel trabajador en condiciones irregulares. Y sobre el apoyo a la PAH, este lo realizan asistiendo a impedir los desahucios que ocurren cuando van a desalojar por la fuerza a familias que ya no pueden pagar la hipoteca. Estas son algunas de las tareas coordinadas del 15-M que seguramente seguirá movilizándose mientras continúe la indignación. Lo que cabe esperar ahora es una mayor influencia en las decisiones políticas.