inicia sesión o regístrate.
Restar las alevosas y exorbitantes cifras que varían hasta los $1.200, al salario docente en concepto de impuesto a las ganancias, a través de la AFIP, es ni más ni menos que un acto abusivo.
Su repudiable asalto al trabajo social y solidario del profesional docente no es justamente un hecho patriótico reivindicador del salario más bajo del conjunto de los trabajadores.
Convengamos que el trabajo docente no es el resultado de la acumulación de riquezas. El trabajo docente es legítimamente patriótico, profundamente humano y verdaderamente solidario.
El sueldo del trabajador de la educación no es la ganancia ni el producto de un proceso económico comercial, en todo caso es el magro resultado por la entrega de su vida en cada alumno, en cada aula.
Hoy su salario es vulnerable a las torcidas interpretaciones del gobernante nacional de turno.
Los docentes que perciben por encima de los $6.200 son aquellos que tienen una antigüedad superior a los veinticinco años de servicio, muchos de ellos con desempeño en zonas desfavorables.
¿Qué docente está libre de préstamos bancarios? ¿Qué docente con su sueldo logra adquirir cierta capacidad de ahorro? ¿Qué docente llega con su sueldo a la primera quincena del mes? Claro que a la AFIP y a los funcionarios de jerarquía política estas cuestiones no les interesan, menos aún considerar que el trabajo docente es una labor patriótica. Patria para estos individuos es imponer al trabajo gravámenes de castigo y humillación.
Ramiro Maldonado Claure
Docentes Agremiados de Salta