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Con tristeza leí el otro día una columna publicada en la página 2 de este diario. Tristeza, por el grado de violencia que había en todas esas palabras con las que uno de sus periodistas se dirigía a un compañero de trabajo, y todo por una nimia apreciación sobre unos semáforos en Gemes. Me sorprendió que el diario permita que dos de sus trabajadores diriman problemas personales e internos dentro de los artículos. Mucho mejor ha salido la columna que el mismo periodista publicó al día siguiente, con una historia que, aunque muy conocida, siempre es agradable de escuchar, por el tono más calmo con que la escribió. Quería pedirles, por favor, que esto no se repita. Gracias.
María González
Ciudad