El gobernador Urtubey tuvo ayer un gesto tan inesperado como positivo. Enterado de la preocupación de algunos de padres de niños que deben ser intervenidos quirúrgicamente y que no recibían una fecha cierta para la operación, se trasladó al hospital Público Materno Infantil, indagó con las autoridades sobre las causas de la demora y luego, con una respuesta clara, llevó tranquilidad al grupo en cuestión. Mostró así su lado más humano y se involucró en un tema sensible para la opinión pública.
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El gobernador Urtubey tuvo ayer un gesto tan inesperado como positivo. Enterado de la preocupación de algunos de padres de niños que deben ser intervenidos quirúrgicamente y que no recibían una fecha cierta para la operación, se trasladó al hospital Público Materno Infantil, indagó con las autoridades sobre las causas de la demora y luego, con una respuesta clara, llevó tranquilidad al grupo en cuestión. Mostró así su lado más humano y se involucró en un tema sensible para la opinión pública.
Curiosamente, la visita “sorpresa” tuvo una amplia cobertura mediática, con presencia de medios gráficos, radiales y televisivos, estos últimos transmitiendo en vivo desde el hospital, en algunos casos.
Es este hecho tiene, sin embargo, una valoración negativa. ¿Era necesario que el gobernador fuera al hospital para que los padres recibieran una respuesta? ¿No podían brindarla las propias autoridades del Materno Infantil o el ministro de Salud?
El riesgo político de acciones como la de ayer es que el gobernador se termine convirtiendo en el único interlocutor válido para cualquier tipo de conflicto, cuando en realidad debería ser la última instancia de solución. Si este recurso no se utiliza con prudencia y sabiduría, y no se compromete a los funcionarios en la búsqueda de soluciones, quizás la agenda del mandatario termine contemplando para mañana una reunión con vecinos que reclaman por la falta de agua en El Encón, pasado mañana una cita con padres que piden la designación de maestros bilinges en una misión aborigen, y el viernes otro encuentro con vecinos que piden más policías en una comisaría de la zona sudeste. Claramente, es demasiado trabajo para uno solo.