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Dejaron de lado el costado rígido de la enseñanza tradicional y las formalidades innecesarias. Maestros de dos escuelas rurales de Cerrillos se concentraron en despertar curiosidad y lograron que menos chicos repitan el grado y se atrasen en los estudios.
Los docentes recibieron un premio que Unicef entregó el 7 de junio a 15 instituciones del país por sus estrategias para mejorar la calidad educativa.
La escuela Benjamín Matienzo del paraje Finca la Blanca, en Cerrillos, se convirtió en un centro donde se crían gusanos de seda como parte de un plan pensado para motivar y movilizar.
Los alumnos tuvieron que investigar sobre la producción y trabajar para obtener hilos que después se puedan convertir en telas.
La propuesta se extendió a todas las materias. Los chicos leyeron, hicieron cálculos sobre cómo aprovechar los capullos, pensaron y escribieron.
“Logramos un gran interés. Los niños se involucraron y, en poco tiempo, elevaron su rendimiento en diferentes áreas”, describió Isabel del Valle Rivera, una de las maestras.
El proyecto comenzó en 2010, con un índice de repitencia del 13 por ciento. Este año la cifra bajó al 4 por ciento, lo que representa un buen nivel en comparación con el promedio de las escuelas en Salta.
El 7,3 por ciento de los alumnos está recursando en las aulas de la provincia, cifra superior al 6 por ciento estimado para el país.
Cambiar el método
En Cerrillos, el índice de estudiantes que se quedaron alguna vez de grado llega al 8,8 por ciento según informó Darío Ríos, supervisor del Ministerio de Educación.
En la zona, la escuela Canal de Beagle de la localidad de Las Pircas también buscó soluciones y ganó un premio por su iniciativa.
Los chicos tenían dificultades con el uso del lenguaje que no estaban superando en las clases. Los maestros decidieron enfrentar el problema creando una radio que suena en los recreos.
El desafío implicó buscar información, escuchar diferentes emisoras y producir programas de temas variados.
Los docentes cuentan que los alumnos reconocieron sus capacidades creativas, incorporaron hábitos de lectura, elevaron su autoestima y están entusiasmados.
En 2010, 14 estudiantes sobre un total de 70 estaban atrasados con respecto a su edad. En 2012 el número bajó a 8.
“Subieron las notas en lengua. Todos se comprometieron mucho”, dijo Carmen Rosa Virrios, la directora.
El programa de Unicef
Las escuelas Benjamín Matienzo y Canal de Beagle participaron en un programa de Unicef que consiste en evaluar trabas en la enseñanza y pensar cómo resolverlas.
Instituciones de diferentes provincias que presentaron las mejores propuestas para superarse recibieron reconocimientos en un encuentro que se realizó en Tucumán el 7 de junio.
Entre los establecimientos distinguidos, también están los de Dique Campo Alegre, Yacones y Lesser porque adaptaron sus planes pedagógicos a las necesidades de las zonas rurales.
Un análisis puertas adentro
Unas 100 escuelas rurales de Salta participaron desde 2010 en un programa de Unicef que consiste en evaluar la calidad educativa y proponer iniciativas para superar dificultades. Más de 6.000 chicos estudian en las instituciones que se involucraron y generaron planes de mejora.
El programa se basa en un análisis de indicadores pedagógicos que hacen docentes, padres y directivos.
El plan se aplica también en Buenos Aires, Misiones, Chaco, Jujuy y Tucumán. Más de 237.000 chicos asisten a las 970 escuelas integradas al programa en todo el país.
Elena Duro, especialista en educación de Unicef, destacó que la idea de generar una análisis en las instituciones se focalizó especialmente en el Noa y Nea “porque en estas regiones la repitencia y el abandono estaban naturalizados”.
La producción sirvió de estímulo
La escuela rural Benjamín Matienzo del paraje Finca La Blanca, en Cerrillos, organizó talleres sobre la cría de gusanos de seda para incentivar a los alumnos. Los maestros también enseñaron sobre hidroponía (el cultivo plantas en el agua) y los chicos aprendieron a hacer dulces artesanales.
La escuela tiene 135 alumnos que estudian en jornadas de ocho horas diarias. Unicef le entregó un premio estímulo de $12.000 por sus iniciativas.
Isabel del Valle Rivera y Marta Barboza recibieron el reconocimiento y contaron que invertirán en capacitación y materiales para seguir con la producción.
Usaron la radio como herramienta
La escuela rural Canal de Beagle del paraje Las Pircas, en Cerrillos, creó una radio escolar que se transmite en los recreos. Los chicos también graban programas para que los escuchen las familias en sus casas. Gracias a este proyecto los chicos avanzaron en su capacidad de comunicación y mejoraron las notas. La escuela tiene 70 alumnos y recibió un premio estímulo de 8.000 pesos de Unicef por trabajar en su calidad educativa.
La directora, Carmen Rosa Virrios, contó que uno de los resultados es que las familias se acercaron más a los maestros. El año pasado, el 60 por ciento de los padres participaba de reuniones escolares. Este año, la cifra subió al 80 por ciento.
Se unieron para adaptar contenidos
Las escuelas San Francisco de Asís de Yacones, Madre Tierra de Lesser y Combate Los Sauces del dique Campo Alegre trabajaron en equipo para adaptar los planes pedagógicos a las necesidades de las zonas rurales. Las tres instituciones suman unos 80 alumnos que necesitan una contención especial.
Se promovieron encuentros para evaluar problemas comunes en las escuelas, que tienen de 2 a 4 docentes. También hubo jornadas de convivencia entre los chicos.
“Nuestro objetivo principal era adecuar los contenidos educativos y apoyarnos”, dijo Fabio Agüero, director en Lesser. Por la idea, Unicef le entregó 5.000 pesos al grupo.