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Una industria de industrias, por el efecto multiplicador que provoca en el aparato productivo, es la construcción.
La variación negativa de la demanda que tiene la obra pública y la privada, debido a costos de insumos y restricciones cambiarias para el sector de los desarrolladores inmobiliarios, que operan tradicionalmente en dólares, han configurado un panorama que no tiene certidumbre.
La caída del sector tiene cifras en baja, medidas en todo el país: 15,5% para obras de infraestructura y 10,7% para edificios para viviendas.
En la encuesta cualitativa del sector de la construcción, que consultó a las firmas sobre las expectativas para el mes de mayo, se han captado mayoritariamente opiniones que prevén cambios en el nivel de actividad y se inclinan, mayoritariamente, hacia la baja.
En Salta, la opinión no difiere.
El presidente de la delegación Salta de la Cámara Argentina de la Construcción, Antonio Romero, señaló que “hay una desaceleración que viene observándose hace treinta días aproximadamente”.
Con relación a las expectativas de la obra pública, indicó que “hay una cautela porque puede retraerse la demanda en ese rubro” y agregó que “otro efecto de la cuestión de la coyuntura económica puede ser en el sector de las máquinas que usamos para construir”.
Aclaró que si bien son de fabricación nacional, y en términos generales no habría inconvenientes con las importadas, “la caída de la actividad en general de la construcción hará que los empresarios no amplíen su parque de máquinas, lo que retraería a su vez, la venta de equipos en el mercado nacional, lo que no es positivo para el empleo y para la renovación tecnológica de la actividad”.