La inflación comenzó con la gran devaluación del 2002, después hubo dos o tres años, donde aparentemente la inflación bajaba, pero a través de un mecanismo totalmente artificial por el congelamiento de precios y tarifas. En ese contexto mantuvieron bajo el precio de la carne en base de promover una liquidación de stock ganadero, luego cuando los salarios aumentaron y muchos precios se fueron acomodando a los nuevos niveles que tenía el valor del dólar, obviamente que la inflación empezó a subir nuevamente. A partir de allí el gobierno le empezó a dar a la maquinita de imprimir. En los últimos tiempos puso en circulación una gran cantidad de dinero, al principio para comprar dólares, ya que supuestamente era algo que blindaba a la Argentina, aunque luego ocurrió todo lo contrario. Después siguieron emitiendo dinero para financiar los déficits del estado, que de acuerdo a distintos informes son de una magnitud muy grande, y por lo tanto cada vez más difícil de controlar. Por supuesto cuando el ritmo de emisión monetaria es mucho más rápido que el ritmo de devaluación de la moneda, la gente se asusta y comienza a demandar dólares. En esos momentos, cuando la gente empezó a salir del peso para comprar divisas, las autoridades para evitar que el precio del dólar suba y complique el panorama inflacionario, comenzó a limitar el mercado cambiario, al principio de manera leve, pero luego cerraron cada vez más las operaciones vinculadas con el dólar. Esta series de medidas extemporáneas, hizo aparecer el tercer problema: el dólar paralelo, que hoy está un 40% arriba del oficial. Fue en ese momento y con la intención de asegurar el superávit comercial, pusieron restricciones a las importaciones, pero todas estas imposiciones crean una gran cantidad de cuellos de botellas, además de trabas al proceso productivo y por otra parte genera expectativas de más inflación hacia el futuro. Hoy, la Argentina está sumida en una crisis, que yo denominé estanflacionaria, porque tenemos una economía virtualmente estancada, que se va a mantener por bastante tiempo y una inflación que se va acelerando, más allá de lo que digan los indicadores oficiales.
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La inflación comenzó con la gran devaluación del 2002, después hubo dos o tres años, donde aparentemente la inflación bajaba, pero a través de un mecanismo totalmente artificial por el congelamiento de precios y tarifas. En ese contexto mantuvieron bajo el precio de la carne en base de promover una liquidación de stock ganadero, luego cuando los salarios aumentaron y muchos precios se fueron acomodando a los nuevos niveles que tenía el valor del dólar, obviamente que la inflación empezó a subir nuevamente. A partir de allí el gobierno le empezó a dar a la maquinita de imprimir. En los últimos tiempos puso en circulación una gran cantidad de dinero, al principio para comprar dólares, ya que supuestamente era algo que blindaba a la Argentina, aunque luego ocurrió todo lo contrario. Después siguieron emitiendo dinero para financiar los déficits del estado, que de acuerdo a distintos informes son de una magnitud muy grande, y por lo tanto cada vez más difícil de controlar. Por supuesto cuando el ritmo de emisión monetaria es mucho más rápido que el ritmo de devaluación de la moneda, la gente se asusta y comienza a demandar dólares. En esos momentos, cuando la gente empezó a salir del peso para comprar divisas, las autoridades para evitar que el precio del dólar suba y complique el panorama inflacionario, comenzó a limitar el mercado cambiario, al principio de manera leve, pero luego cerraron cada vez más las operaciones vinculadas con el dólar. Esta series de medidas extemporáneas, hizo aparecer el tercer problema: el dólar paralelo, que hoy está un 40% arriba del oficial. Fue en ese momento y con la intención de asegurar el superávit comercial, pusieron restricciones a las importaciones, pero todas estas imposiciones crean una gran cantidad de cuellos de botellas, además de trabas al proceso productivo y por otra parte genera expectativas de más inflación hacia el futuro. Hoy, la Argentina está sumida en una crisis, que yo denominé estanflacionaria, porque tenemos una economía virtualmente estancada, que se va a mantener por bastante tiempo y una inflación que se va acelerando, más allá de lo que digan los indicadores oficiales.
El dato
Las imposiciones contra el dólar crean muchos cuellos de botellas, además de trabas al proceso productivo.