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Algún día viajaremos a las estrellas

Viernes, 03 de agosto de 2012 22:22
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Lo que parecía ser un tema de ciencia ficción, que no nos animábamos a abordar, puede ser una realidad en un plazo medianamente aceptable, digamos, durante este siglo. En un artículo que publicó la revista Astronomy, el editor asociado Bill Andrews indica detalladamente cómo puede hacerse realidad ese sueño, que concibieron antes el magnífico escritor Ray Bradbury o Isaac Asimov y muchos otros más.

Viajar a las estrellas, no a las más lejanas ubicadas a distancias inconmensurables, sino a las más cercanas, como las del sistema de las mellizas Alpha Centauri A y Alpha Centauri B, a más de cuatro años luz, es la única chance que se vislumbra. Andrews describe en detalle cómo puede ser factible eso.

Por supuesto que se pasa primero por la fase de desarrollo de un proyecto, que tendrá un costo inmenso y que, como el proyecto de viaje al planeta Marte, lo que según la mayoría de los científicos debería concretarse entre la segunda y tercera década de este siglo, previa parada en la Luna (a lo que están apuntando los chinos), o en algún asteroide en el camino, de los que están girando cerca del planeta rojo, es hoy la meta de los norteamericanos de la NASA. Bajarían ahí por la simple razón de que un periplo directo es más difícil y costoso.

Empecemos por relatar, para reducir la extensión del artículo que mencionamos, que una astronave estelar deberá ser construida por partes en el espacio, ya que no habría forma de subir juntas las enormes partes que la van a componer. Algo así como un rompecabezas construido por pedazos, con la participación de los gobiernos de todos los países, como ocurre actualmente con la Estación Espacial Internacional, que permanece a unos 400 kilómetros sobre nuestras cabezas y que en este momento habitan investigadores europeos, americanos y japoneses.

Calcula Andrews que el hombre, usando tecnología ya probada, podría llegar a alcanzar velocidades de transporte de alrededor de un décimo de la velocidad de la luz y por eso, de los 4,22 años luz, se transformarían en diez veces más, deberá desplazarse por el espacio por cerca de unos cincuenta años, de forma que tendrá que llevar todo a bordo. Sería como un pueblo de algunas decenas de astronautas, científicos, médicos, psiquiatras y trabajadores, mecánicos o rurales, que será autoabastecido por sus moradores.

Estos viajarán a bordo, sustentados en un ambiente que va a girar sobre sí mismo para crear el efecto de gravedad y evitar que los organismos vivos se deterioren y atrofien. Llevarán cápsulas con elementos de sustento. Tendrán ambientes medianos donde crezcan plantas, árboles y granjas dentro de chacras. Toda el agua que se consuma o se elimine deberá ser reciclada para consumirse y reconsumirse. Nada puede desperdiciarse. De animales vivos deben originarse otros.

Lo mismo debe suceder con los seres humanos que se animarán a afrontar esta gigante aventura, dejarán la Tierra por siempre. Quizás hallen un nuevo planeta o un satélite con ambientes favorables para la vida, tal como la conocemos.

La astronave deberá ser armada en el espacio, ya que no hay forma de subir todas juntas las partes que la van a formar.

La nave sería como un pueblo con astronautas, científicos, médicos, psiquiatras, etc, que será autoabastecida por ellos mismos.
La astronave será como la Estación Espacial Internacional que se encuentra 400 kilómetros sobre nuestras cabezas.

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