inicia sesión o regístrate.
Con apenas seis artículos, el proyecto de ley que impulsa el oficialismo otorgaría el derecho de voto a todo extranjero que haya residido en el país por un periodo de dos años. Ante esta iniciativa es que especialistas de distintos ámbitos consultados por El Tribuno advirtieron incoherencias y temen que el proyecto lleve a “enrarecer” los procesos electorales ante la falta de sólidos argumentos por parte del oficialismo y estadísticas que no generan confianza.
El proyecto de ley es en realidad la modificación de la Ley de Migraciones (Ley 25.871)y el Código Electoral (Ley 19.945) y se fundamenta en un largo texto que bucea en la Constitución y en sistemas electorales de otros países. “Simplemente se trataría de una ampliación de los derechos ya que los extranjeros votan en las elecciones locales” sostuvo el embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro.
El preámbulo de la Constitución nacional afirma que los beneficios de son para “todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. Es aquí donde residiría el principal argumento oficialista que, convertiría aproximadamente a 1,8 millones de extranjeros, según los datos del Censo Nacional 2010, en electores en las próximas elecciones generales de 2015. Un aumento del censo electoral del 4,5%, al que si le sumamos la modificación del código electoral para incorporar a los votantes de 16 a 18 años, hablamos de aproximadamente 3 millones de nuevos votantes, un 9,4% del censo.
Pero las estadísticas despiertan más dudas que certezas. Es que solo por tomar una comunidad, por ejemplo el Censo 2010 señala que hay 8.929 chinos mientras que el mismo año la Dirección Nacional de Migraciones señalaba que era la cuarta nacionalidad con más radicaciones registra en luego de Bolivia, Paraguay y Perú alcanzando los 120 mil habitantes.
¿Derechos o votos?
La oposición mira con suma desconfianza la concesión del derecho a votar en las elecciones presidenciales. Muchos interpretan que es una manera de engrosar el electorado del kirchnerismo, suponiendo que el voto de los extranjeros fuera a parar a las urnas del oficialismo. Más teniendo en cuenta que semanas atrás, luego de una investigación periodística del ciclo televisivo de Jorge Lanata se pudo ver serias irregularidades en Formosa, donde paraguayos cruzaban a votar y regresaban a su país. Todo esto, con el guiño político del gobernador Gildo Insfrán. Lo cierto es que aquí es donde señalan que se dan los mayores problemas: en el control. “Generan dudas en un país donde el padrón lo confecciona el ministerio del Interior y la Justicia Electoral cuenta con pocos medios para controlar. Se presta para trampas” sentenció el constitucionalista Daniel Sabsay. En este sentido recordó que Argentina es el único país de Latinoamérica donde el ministerio del Interior tiene incumbencias en el sistema electoral tan grandes, teniendo en cuenta las distancias geográficas. “Hay países donde esto lo hacen organismos independientes”. Por otra parte el diputado nacional de la bancada oficialista Jorge Yoma manifestó su oposición al proyecto y puso énfasis en la poca claridad que existe a la hora de su instrumentación. “¿Cómo se acreditan los dos años de residencia? ¿Se necesitan testigos? ¿Quiénes pueden hacerlo? En las provincias fronterizas todos sabemos de los traslados de votantes” dijo con desconfianza Yoma.
Pero lo que más preocupa de la iniciativa es la falta de argumentos. Al ser Argentina un país conformado por inmigrantes, siempre tuvieron una buena recepción en el país pese a aisladas conceptualizaciones xenófobas. Cabe recordar que hace veinte días el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Julio Alak, y el canciller Héctor Timerman presentaron una guía para facilitarles los trámites en migraciones y gestionar certificados de nacionalidad. Además, siempre se admitió el voto de los extranjeros que, tras haber cumplido ciertos requisitos y trámites, obtuvieron la ciudadanía. Es aquí donde no se logra interpretar porque votaría una persona que no manifestó interés en obtener la ciudadanía.
Según el Censo 2010 los paraguayos son la comunidad más importante con casi medio millón. Le sigue Bolivia con 350 mil.
Jorge Yoma, diputado