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El Irizar y el Santísima Trinidad marcan el pésimo momento de la Armada

Miércoles, 23 de enero de 2013 21:22
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No da pie con bola. En medio de una fuerte interna, de fracasos de gestión y de posibles sabotajes, el ministro de Defensa, Arturo Puricelli admitió un atraso en el arreglo del rompehielos ARA Almirante Irizar, aunque señaló que “será uno de los mejores del mundo”. Mientras, sobre el hundimiento del Santíma Trinidad disparó: “Se me cae la cara de vergenza” al imaginarse contándole a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, tras su regreso de la gira por Asia.

Aunque pareciera que el ministro Puricelli hubiese caído en desgracia y es uno de sus momentos más complicados al frente de la cartera de Defensa, el funcionario nacional ha sobrevivido a situaciones mucho más complejas aún.

Cabe recordar que el ministro viene de superar un duro escollo, como fue el mediático embargo de la fragata Libertad en el puerto del país africano de Ghana. El conflicto terminó con varios desplazamientos en esa cartera.

Previo a esto, en octubre de 2012 las Fuerzas Armadas se sumaron al planteo salarial que venían realizando sectores de la Prefectura y la Gendarmería. El reclamo tomó una enorme notoriedad pública por la contundencia de la protesta de los uniformados, que se extendió casi un mes.

En este marco es que Puricelli reconoció que se “perdió casi un año” en las obras del rompehielos ARA Almirante Irizar, porque hubo “un problema administrativo” con la empresa que había ganado la licitación para hacer el nuevo sistema eléctrico del rompehielos.

El controvertido funcionario nacional aseveró que tras esta dificultad se “llamó nuevamente a licitación y apareció otra empresa que se está haciendo cargo”.

El ministro manifestó que “ese atraso es irrecuperable”, pero el “Irizar va a quedar mejor que nuevo, ya que se hizo todo el recorrido a cero y se ha rediseñado”.

Asimismo, este no es el único problema que debe enfrentar hoy por hoy Puricelli, ya que tras el hundimiento del Santísima Trinidad y luego de denunciar un posible sabotaje, el ministro confesó que cuando la Presidenta le pregunte por el hundimiento del buque “se me va a caer la cara de vergenza”.

Lo cierto es que la conjunción de fracasos podría generar un cóctel explosivo para el titular de la cartera de Defensa.

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