Camina lento. Al ritmo de las viejas zambas transita por su carpa carnavalera, montada con chapas sostenidas por postes de maderas y cañas.
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Camina lento. Al ritmo de las viejas zambas transita por su carpa carnavalera, montada con chapas sostenidas por postes de maderas y cañas.
Recibe a El Tribuno con una sonrisa perenne y se sienta al lado del escenario a contar sobre los viejos carnavales que, al fin y al cabo, fueron su vida.
Nació en 1929 y es el testimonio vivo de las carpas de lona, guitarra, bombo y bandoneón, todo en pura tonada salteña, con mucha picardía y buscando terminar cada respuesta con una sonrisa mandinga.
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¿De dónde viene Carlos Abán?
De mi mamá que se llamaba Rosario López y de mi papá Tomás Abán. Yo soy descendiente de esos libaneses que armaron un tipo de colonia en Seclantás. Luego mi abuelo se fue a Rosario de Lerma y compró una finca de 9 hectáreas. Con el tiempo mi tata nació en Chicoana, pero mi mamá era de La Viña. Y yo nací en 1929.
¿Y cuándo empezó el amor por la música?
Cuando era joven me fui a Córdoba, a casa de mi tía y allí estudié música. Me recibí en teoría de solfeo y bandoneón allá. Pero a mí me gustaba la música de Salta, la baguala especialmente. Por eso me vine para acá recién recibido y debuté en el año 58; justo cuando estaban realizando las pruebas en el primer canal de Salta. Carlos Comparada (padre) era el locutor del programa en Canal 11.
El conjunto se llamaba “Carlos Abán y su grupo”. Tuvo una repercusión enorme y El Tribuno tituló una nota donde decía “Un nuevo conjunto con sabor a música santiagueña”.
¿Y tocaba en las carpas?
Recién en el año 68 pude actuar en El Patito. Salvatierra me contrató gracias a Tomás Mena, nuestro querido Tombolito, quien me recomendó personalmente. En ese escenario estaba yo y veía jugar con talco, pinturas y papel picado al Barba Castilla, al Cuchi Leguizamón, a Perdiguero y tantas otras glorias. Las mujeres se enloquecían con ellos y los dejaban blancos en un ratito, sobre todo al Cuchi.
¿Cómo eran los corsos en esos tiempos?
Y los corsos se hacían en la plaza 9 de Julio. Es decir, sólo eran de cuatro cuadras. En esos tiempos la ciudad terminaba en calle 10 de Octubre al oeste, en La Rioja al sur, y por el norte la estación de ferrocarril era el límite. Salta era un sucuchito.
¿Cuándo empieza a organizar las carpas?
En el 74 debuto en Cerrillos, que era el lugar más importante: la capital del Carnaval. Primero en El Chañarcito, de Marcos Thames y luego en el Club Atlético Cerrillos. Cuando me di cuenta ya estaba organizando mis propios bailes, que primero fueron itinerantes. Un año en Chicoana, otro en El Carril, luego en Pulares y así terminé en Cerrillos. Ahí es cuando empiezo a grabar, en mi carpa.
Todo lindo hasta que un año intervino Julio San Millán y, pese al éxito que tenía, me sacó del pueblo. Su argumento era que tenía que ser cerrillano para tener el baile.
¿Están desapareciendo las carpas?
Sí, ya no quedan carpas. El Chañarcito dejó de funcionar desde hace dos años porque a los hijos de Thames ya no les conviene continuar. En gran parte es culpa de los “milicos”, fueron ellos quienes anularon los feriados del lunes y martes. Pero yo tengo una esperanza por eso organicé los concursos para rescatar a los valores jóvenes. Antes Cerrillos era un romería y Tombolito llegó a publicar, en el diario, que un domingo había 15 mil personas en el pueblo.
¿La carpa era el lugar para buscar pareja?
Hay que imaginarse cómo eran esos tiempos. Mucha gente de campo vivía aislada todo el año. El único lugar que tenía para ir a una fiesta era en Carnaval. Los padres, cuando sus hijos estaban en “edad de merecer”, los sacaban precisamente a eso, para que busquen a su pareja. Y la carpa era el lugar indicado.
Entonces, usted era el culpable de algún modo...
Sí, la gente me decía eso. Que yo era el culpable de los casamientos, noviazgos y hasta de los embarazos. Las viejas chismosas de Villa 20 de Junio decían que desde que llegué yo aumentó la población rápidamente (ríe a carcajadas).
Entonces, cuando lo echan de Cerrillos se va a Villa 20 de Junio...
Yo llego a Salta con mis baúles en el 79 y permanezco con éxito total hasta el 84, en Villa 20 de Junio. Todos me decían: ¿cómo te vas a ir a ese lugar tan oscuro y peligroso? Sin embargo fue un éxito grandioso donde los domingos metía 4.000 personas. Yo ya era el número 1 en un ránking de bailes que armaba El Tribuno.
¿Había muchos bailes?
Ya no me acuerdo de todos los nombres, pero había 15 bailes de carnaval y era dura la pelea. Estaban los bailes de la Sociedad Española, de la Italiana, Gimnasia y Tiro, Mitre, Central Norte, Copacabana, El Patito y tantos otros.
¿Por qué desaparecieron?
Ahora se fueron perdiendo en gran parte por las distintas trabas y disposiciones de las municipalidades. Cada vez sacan más impuestos para complicar más las cosas. Mire, resulta que ahora los Bomberos me obligan a que ponga los cartelitos de “Salida de Emergencia” en la carpa. Es insólito, si acá es todo descampado, no hay puertas porque solo hay techo. Además hay que tener seguro, personal de seguridad, matafuegos y tantas otras cosa que desalientan a los dueños a organizar los bailes.
¿Cómo es la gente que asiste a las carpas?
La gente que va a la carpa es la familia. Son los grupos familiares que vienen a divertirse y no a hacer lío. Vos venís un domingo a las 14, te quedás hasta las 22 y luego te vas. En ese tiempo los chicos juegan, los grandes bailan y los viejos toman mate.
Ahora hay un movimiento de Nación para el rescate de tradiciones a través del Bicentenario...
Sí, se quiere rescatar las antiguas carpas. El Gobierno nacional apoya y destinó un fondo para que gestionen las municipalidades. Pero hay intendentes que sí les interesa y otros que no. En Chicoana no tuve eco y por eso me voy con mi carpa a La Viña, donde el intendente Mario Aramayo quiere reflotar las viejas tradiciones.
Y desde la parte privada, ¿no se hace nada?
Yo empecé a hacer concursos de bandoneón para nuevos valores. Resulta que los músicos ya no tienen trabajo por una simple razón: los propietarios de los bailes sólo pasan música grabada porque les cuesta caro contratar a los grupos. Sólo con el formato de los viejos carnavales volverán las tradiciones de la mano de los nuevos fuellistas.
En parte explica también los por qué cada vez duran más los carnavales.
Ahora duran todo el año! y es para las ganancias. Antes estaba el Carnaval Grande, Carnaval Chico y Carnaval de Carperos, nada más. Luego se terminaba todo y había que esperar al otro año.
Eso es lo que quiero rescatar las viejas tradiciones. Que el Carnaval Grande sea el 9, 10, 11 y 12 de febrero. El Chico a la semana siguiente y en la otra el de Carperos.
¿Cuál es el Carnaval de Carperos?
El que se organiza para todos los que trabajaron durante el Grande y el Chico. Músicos, cocineros, seguridad, limpieza, vendedores; en fin todos aquellos que vieron cómo disfrutaban los demás.
¿Se conoce la carpa más afuera que en la misma Salta?
Desde ya hace muchos años que la carpa salteña se hizo conocida a nivel nacional. Una radio de la provincia de Santa Fe me hizo, hace poco tiempo, una entrevista. Ellos tienen más conocimiento que los mismos salteños. Y eso, dentro de todo, me hace feliz sólo por mi Salta querida.
Viene mucha gente de afuera a conocer las carpas...
Yo tengo amigos profesionales de toda Europa que vienen exclusivamente a ver el carnaval carpero. Viene la gente del famoso ciclo La Aventura del Hombre, Enrique Cámara que es un prestigioso antropólogo y etnomusicólogo que se doctoró en baguala en la Universidad de Salamanca y que además publicó un libro sobre los bagualeros. Hace 3 años vino una alemana para su tesis de directora de cine y rodó “El Gaucho” en base a la vida del hombre del campo. Entonces a Chicoana la exhiben en el mundo y son los de afuera quienes le dan valor.
Tenemos la materia prima y no la explotamos...
Es verdad, tenemos el folclore y no lo explotamos. Por ejemplo, Córdoba, que no tiene nada, es más inteligente y tiene el festival más grande del país. La política no ayuda y nosotros, que tenemos todo, no podemos organizar un festival como corresponde. Por eso todos los artistas se van a vivir a otro lado. Es por la calidad de nuestro folclore que los salteños somos respetados en todo el país y en todos lados nos abren las puertas. Es porque tenemos el folclore más importante de la Argentina.
Recuperar lo carpero
y lo propio
¿Cuál es el camino de la recuperación?
Yo soy optimista y pienso que estamos haciendo cosas para la recuperación. A través de la Comisión del Bicentenario de la Batalla de Salta estamos realizando actividades importantes. Desde la Fundación Abán estamos tratando de lograr el reconocimiento por Gemes y creo que por ahí es el camino.
Luego deberemos encargarnos de que nuestro Carnaval ocupe una fecha importante en el calendario de eventos a nivel nacional. Pero son todos pasos que hay que dar. Es importante comprender que a través de la carpa llegarán más turistas.
¿Qué piensa de las batucadas, sayas y otros ritmos que ahora integran el carnaval?
Está lindo como un matiz integrador, pero que no abarquen el total. El candombe también fue adquirido, además de los ritmos de Brasil. Como conocimientos son fabulosos, pero a la vez debemos mantener nuestra identidad. Nosotros estamos acostumbrados al bombo legero, la guitarra criolla, la caja chirlera y el bandoneón. Lamentablemente los medios de comunicación difunden más lo de afuera que lo nuestro.
¿De dónde sale la denominación “Diablo Mayor”?
Del locutor de LV9 Radio Salta, José Gallardo. Un domingo, comentando en Cerrillos, dijo que yo era el Diablo Mayor del carnaval y ahí quedó. Ya no me lo pude sacar más.
Dicen que es el “papá” del ritmo carpero....
Junto a los Cantores del Alba grabamos varios LP (Long Play), aunque yo no podía salir en las tapas por los arreglos con las compañías. Bueno, ahí con Aguirre impusimos el ritmo carpero porque antes la zambas eran lentas. Luego, nosotros dos, descubrimos el ritmo más rápido con lo cual la gente se divertía más. Cuando apurábamos las zambas los bailarines se enloquecían. Para ver más imagenes hace click aquí .