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Las redes sociales, que en el mundo han impulsado movimientos libertario como la “primavera árabe”, también tienen su lado oscuro y es su uso para fines delictivos como la trata de personas o el abuso sexual, sobre todo de menores y mujeres.
Araceli Ramos, la joven que apareció asesinada en la madrugada del último viernes, habría sido convocada a través de Facebook para una supuesta cita laboral, por el único detenido por su crimen, el exprefecto Walter Vinader. En la investigación se llegó a vincular este hecho con un posible caso de trata de personas.
La sola mención de esta posibilidad vuelve a poner el foco sobre los riesgos que las redes sociales, como Facebook, conllevan para quienes no están atentos o, en el caso de menores, no participan acompañados de la mirada atenta de los padres o un adulto.
Investigadores y miembros de la Justicia han advertido en los últimos años sobre el uso de las redes sociales como una herramienta de las redes de trata.
“Está aumentando el número de captaciones que se hacen por este medio. Los chicos no toman conciencia de los datos que aportan todos los días”. La advertencia fue lanzada a fines del año pasado por Pablo Alavila, secretario de Derechos Humanos de Salta. Y advirtió que los menores de edad son los más expuestos porque muchos de ellos ponen a disposición a través de las redes sociales información personal o privada sin tener en cuenta los riesgo de esto.
El engaño de la oferta
La explotación de personas, como se define a la trata, tiene dos herramientas clave: una oferta tentadora como obtener trabajo con buena paga, y el engaño para hacer creíble la promesa.
“Los tratantes no son delincuentes comunes. Tienen una estructura que les permite tomarse todo el tiempo necesario para generar un vínculo de confianza y engañar”, advirtió Alavila.