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Otra consulta masiva al oftalmólogo para los pocos presentes en el Gigante del Norte habría generado el empate de ayer entre Gimnasia y Tiro y Guaraní Antonio Franco. Otro auténtico dolor de ojos, nocivo para la salud visual de los castigados asistentes fue la función que brindó el albo, que estaba obligado a ganar para afrontar con mayor tranquilidad la próxima seguidilla de tres encuentros de visitante y la yapa del clásico con Juventud Antoniana.
Pero no. Terminó resignando dos puntos por la carencia de ideas y de respuestas ofensivas ante un férreo equipo, rico en nombres que se plantó decidido a llevarse algo de Salta y en definitiva hizo su negocio.
En el debut de Salvador Ragusa como DT (su quinto ciclo en la entidad de la Vicente López), el albo no mostró otra cara, más allá de las presunciones. Apenas superó por muy poco la olvidable producción ante Juventud Unida de Gualeguaychú que terminó con la partida de Víctor Riggio. Pero es cierto, nada va a cambiar en dos días de trabajo y los hinchas deberán armarse de paciencia en la apertura de un proceso que recién comienza, aunque el albo parece no poder permitirse palabras como “tiempo” o “paciencia”, y eso se vio reflejado otra vez en el murmullo de la platea.
Lo cierto es que Gimnasia logró “cerrar” su arco a su manera durante plomizos 90 minutos ante el franjeado misionero, y los 39 grados de temperatura influyeron en la resistencia de los 22 protagonistas. Pero, pequeño detalle, se olvidó de “abrir” el ajeno.
El albo intentaba y arrimaba con intermitencia. Una pared entre Ivo Chaves y Cabrera, más un centro que no pudo conectar Zárate por embarullarse con la pelota; y un remate de Rodrigo López tras un centro de Ceballos fueron las mayores emociones del primer tiempo.
En el complemento, la tendencia persistía: un albo sin respuestas futbolísticas, errático, sin conexión ni juego asociado, pero que iba para adelante, cambiando su semblante con los ingresos de Guglielmi y Ascencio. Y, por el otro lado, hubo un Guaraní criterioso que plantó lucha, se defendió bien y le cerró los caminos al local, llevándose un punto de oro de un partido de bajísimo vuelo.
Muchísimo tiene por trabajar Ragusa en estos diez días de parate.
BAJO LA LUPA
Martín Perelman (6): Lo mejor de su repertorio fue la tremenda volada luego de un magnífico tiro libre de Roldán con destino de gol. Aunque estuvo errático en los saques de meta, está en condiciones de pelearle el puesto a Hernández.
César González (6): No desentonó por ser su primer partido luego de su regreso. Discreta labor.
Gastón Suso (5): Esta vez no fue lo más claro de la última línea del albo. Errático, por momentos respondió con solidez y en otros generó sofocones para el equipo.
Diego Guidi (6): Dentro de la apatía general del equipo, hizo méritos para mantener el arco en cero, pero por intervalos fue uno más en el desorden colectivo.
Rodrigo López (6): Tuvo sacrificio, dentro de una batalla en la que se luchó más de lo que se jugó.
Ivo Chaves (5): No defraudó en su regreso, pese al tiempo que estuvo parado. Fue lo más destacado del equipo en el primer tiempo.
Luciano Cabrera (5): De lo más errático del equipo. Cuando la pelota pasó por sus pies, el albo fallaba en la resolución de cada jugada.
Matías Ceballos (4): No fue la manija del equipo en los momentos que más lo necesitaba, tampoco aportó pausa ni juego.
Claudio Acosta (5): Gravitó en el primer tiempo y en el complemento se fue diluyendo al mismo ritmo que todo Gimnasia y la paciencia de los hinchas.
Francisco Vazzoler (4): Fue la nada misma. No gravitó ni se conectó con el equipo. Fue una sombra de lo que demostró en otros partidos.
Leandro Zárate (4): Cuando no aparece, es difícil que el albo pueda gravitar en ataque. Y así sucedió.
Plaza colgó botines y se subió a otro barco
Finalmente, Sergio Plaza, quien conoce como pocos al actual plantel millonario, es oficialmente el nuevo ayudante de campo de Salvador Ragusa. Al referente y capitán del albo lo convencieron para tomar las riendas de una nueva función y, con todo el dolor del alma, tomó la decisión más difícil: adelantó ocho meses su despedida del fútbol (tenía pensado retirarse en junio) y le abrió paso a su nueva función técnica.
El zaguero debutó ayer como colaborador directo del Profe en el banco de suplentes, y luego del partido le confirmó a El Tribuno que esa actividad será permanente y que le dijo adiós a la práctica activa del fútbol, luego de mucho pensarlo.
“Seré el ayudante de campo de Salvador durante todo el proceso, eso esperamos. Me tomó de sorpresa, pero a las oportunidades no hay que dejarlas pasar. La decisión me costó y me va a seguir costando mucho tiempo, pero es cuestión de acostumbrarme. Adelanté seis meses mi retiro del fútbol, pero voy a seguir sirviéndole a Gimnasia desde adentro”, expresó Plaza. Y luego ahondo sus primeras sensaciones de exjugador. “Desde anoche, en la concentración, ya fue terrible. Ver a mis compañeros de un lado y a mí del otro y saber que no voy a volver a vivirlo desde ese lugar. Ahora me queda aprender mucho de Ragusa, de su forma de trabajo. Es todo nuevo para mí”, señaló el capitán. En el final se refirió a la actuación del equipo y desdramatizó: “El equipo se defendió bien. Hay mucho por trabajar aún”.