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El arte de un enólogo al servicio del placer

Viernes, 04 de octubre de 2013 01:44
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Enólogo de la bodega El Esteco y parte del equipo técnico que encabeza Leandro Pepa, Claudio Maza define su relación con el arte del vino a través de los resultados de su práctica: “Es un gran satisfacción formar parte de un equipo que crea un vino que le va a gustar a la gente. Esto se ve plasmado en la buena aceptación que tiene entre la gente. Y está ranqueado entre los mejores de Argentina, las personas que uno oye por ahí hablan maravillas del vino que hacemos. La culminación de ese año de trabajo termina bien. Y se corona al momento en que se lo destapa en un momento especial”, asegura.

Estilo propio

Pero, ¿exactamente a qué se refiere esta preferencia, qué distingue a su bodega? Para Maza, “La bodega tiene un estilo y es el de realizar varios vinos de tendencia internacional, donde están muy bien diferenciadas sus líneas, pero con una identidad en común: el terruño. Hasta en nuestros vinos donde la concentración es poco menor pero no así deja de expresar el terroir de Cafayate. Toda la línea Salta expresa el terruño de una tierra como la que nutre nuestros viñedos”, distingue Maza.

De esta manera, “el público en general encuentra distintas gamas de vino, diferenciadas por su concentración. Tenemos una línea base, bajo el nombre de "Elementos', otra media: "Don David' y media alta como “Ciclos”. También tenemos unos vinos de cuarteles únicos, single vineyard: "Fincas Notables', y después el "Altimus', que es la mejor expresión de la Bodega. Es un blend, un corte, de cuatro variedades, donde predomina la potencia del malbec, la elegancia de un cabernet sauvignon, la fineza del cabernet franc y la potencia y robustez del tannat. El que encontramos ahora es un cosecha 2010. Para el año que viene la perspectiva está puesta en la bodega. Ahora están guardados en barrica para que se exprese el potencial que tienen. Después vamos a ver cuáles variedades y qué cantidades. Ahora tenemos una idea de lo que buscamos, pero el corte definitivo todavía no está realizado”, explica Maza.

 

En la intimidad de las variedades

Por Daniel Sagárnaga


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¿Cómo reconocemos las variedades más importantes de nuestra zona? Provistas de características únicas, sabores, colores y aromas ponen en juego la calidad de un terroir como el nuestro. En este caso, el enólogo José Luis Mounier nos explica algunas de ellas: “El malbec es un cepaje del sudoeste de Francia, de la región Cahors, que se adaptó muy bien en la Argentina, donde tiene un poco más de 100 años. Son de las primeras variedades identificadas, ya que anteriormente a todas se las generalizaba como ‘uva francesa’”, dice Mounier. “Se trata de una variedad muy noble, de un buen color rojo, de tonos violetas. En Salta por la amplitud térmica, el malbec logra taninos suaves y maduros. En la boca es amplio, muy carnoso, de mucho volumen. A nivel de aromas, predominan notas de ciruela. Es especiado, con algunas notas de pasas de uva y tonos florales, como de violeta, por ejemplo”. Respecto al cabernet sauvignon, Mounier nos dice que “es más rojo rubí. Con un aroma donde aparecen notas especiadas, especialmente pimientos y morrón. En Cafayate, se acentúan esos sabores, cuando lo probás no le errás, sabés que es cabernet. En otros lugares es más neutro. Y en la boca tiene buen volumen, es muy intenso, maduro, más complejo. Los taninos tienen más personalidad cuando son más prolongados”, explica Mounier.
El torrontés, variedad significativa para la región calchaquí, “depende de los años más o menos calientes. Entonces aparecen con mayor o menor frutado. El mejor descriptor de la variedad es el haber comido uva torrontés. Aparecen notas de durazno, notas cítricas y florales, como rosas y jazmines... Es un vino que entra dentro de los llamados ‘aromáticos’. En cuanto a colores, tiene amarillos claros con tonos verdosos. El terroir se acentúa mucho en esta variedad. De otros lados es mucho más chato, falto de expresión. Para servirlo es mejor fresco, entre los 10 y 12 grados. Muy frío no porque adormece sus cualidades. Con un balde con hielo es suficiente. En la boca tiene un largo ‘after test’, al que seguís disfrutando con los mismos olores que recibiste por vía nasal directa. Está bueno para acompañar comidas a base de maíz, empanadas, queso cabra. Pero también sushi, pescados, etc.”, señala Mounier. En cuanto al tannat -palabra francesa para el tanino- se trata de una variedad intensa. Tiene un color casi negro. Su perfil aromático tiene notas mentoladas o de eucaliptus; especiadas también. En la boca es intenso, la llena. Da un vino con buen volumen, con una fuerte carga tánica, de mucha personalidad. Por la carga de taninos, es una variedad especial para las barricas, donde se añejan y no se suavizan. Es también bueno como varietal o de corte”, explica Mounier.
Pero para el enólogo, “el uso excesivo de las madera puede desviarnos. Debemos buscar el sabor natural de la variedad. El tannat se adapta muy bien en Cafayate por la temperatura y el suelo. Por ejemplo, se trata de una variedad muy emblemática del Uruguay donde hay un clima muy diferente. Entonces nos encontramos con que el que se da en Salta es muy ampuloso, opulento. También pasa con el cabernet, que es fuerte personalidad. Es fundamental que la expresión natural de la variedad se conserve, más allá de todo el proceso vinificador, hasta que sea servido en la copa. Hay que ser discreto”.
 

 

 

 

 

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