¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
13°
12 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Juventud Antoniana y los tres tiros de la fortuna

Lunes, 18 de noviembre de 2013 03:35
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

Tal como lo pedíamos a gritos en el preludio del último clásico salteño del año, 12 mil personas fueron testigos de un electrizante clásico que se correspondió con la respuesta en las tribunas. Y en ese juego fue Juventud el que se adueñó del show y se llevó el gran duelo gracias a una brutal efectividad que dejó “desarmado” y con la tropa debilitada a Gimnasia y Tiro en apenas un tiempo.

El santo se impuso en el clásico por 3 a 2 porque fue ordenado y práctico en los primeros 45 minutos, pero nada más. Luego se desinfló y se vio desbordado por un millonario que con mucha actitud se lo llevó por delante en la última etapa, con un hombre menos y herido en su orgullo.

Los últimos 45 minutos, con Juventud que retrocedía más de la cuenta y perdía el dominio del mediocampo, opacaron, en parte, la solvencia de un equipo que golpeó todas las veces que insinuó y por eso se llevó el premio mayor, que lo coloca cerca de la zona de clasificación .

El dominio inicial fue del albo: (un tiro libre de Ceballos esforzó a Viola a los 18', a los 20' fue Palacio quien casi la mete en contra y a los 23' Zárate le entró mal de volea y dilapidó otra buena llegada. Y en el momento de mayor “peloteo” del local, Palacio silenció a los albos anticipándose a los marcadores y mandando su cabezazo a la red tras un centro de Aguirre. Y tres minutos más tarde una gran jugada de Matías Fernández en complicidad con Prieto culmina con una definición deliciosa del hombre con pasado en Gimnasia. Luego llegó la expulsión de Plaza: el capitán no paró a nadie por la banda (fue un error incluirlo de lateral) y quedó expuesto a las faltas. Y tras dos infracciones corrientes vio la roja y derrumbó el castillo millonario, que parecía terminar de desplomarse con la sutil definición de Molina a los 8' del complemento.

Los ingresos de Ascencio y Guglielmi (aciertos de Ragusa) inyectaron aire y actitud a un Gimnasia que no se dio por vencido con uno menos. El albo mostró los dientes y acorraló a un Juventud que perdió la brújula y la pasó mal, más aún tras los descuentos de Zárate (11') y Villarreal (16') cargados de espíritu de lucha, amor propio y vergenza deportiva. Pero en el fútbol, a la hora de los balance los intentos poco cuentan en la foja, y prevalece aquel que acierta sus “tiros” de fortuna.

 BAJO LA LUPA

Ezequiel Viola (6): Mostró seguridad en el primer tiempo y no tuvo responsabilidad en los goles de Gimnasia.

Emanuel Martínez (5): No sobresalió como en otros clásicos, estuvo un tanto alejado de las jugadas principales.

Ezequiel Palacio (7): Alternó buenas y malas con la Chancha Zárate, pero fue clave en el juego aéreo. Pura potencia en cada cabezazo en el arco de Perelman.

Gabriel Zuvinikar (6): Realizo un trabajo prolijo y fue firme en la marca, sobre todo en el segundo tiempo.

Juan Pablo Cárdenas (5): Mereció por lo menos una amarilla en el primer tiempo por juego brusco, metió un gran pase para el tercer tanto del equipo y tuvo varias complicaciones para marcar a Guglielmi y a Ivo Chaves.

Rubén Molina (6): Se soltó al ataque por momentos y en una de esas proyecciones fue en busca de una gran habilitación de Cárdenas para marcar el tercero.

Oscar Domínguez (5): La actitud de siempre pero no tuvo mucho contacto con el balón.

Matías Fernández (8): Jugó uno de los mejores partidos desde que llegó a Juventud. Le ganó varias veces el duelo a Ceballos, recuperó y generó juego en el primer tiempo. Armó una gran pared con Molina antes de anotar su gol.

Nicolás Aguirre (6): Al igual que Molina, fue intermitente en ataque y contuvo casi siempre a Chaves.

Hugo Prieto (4): Corrió mucho sin la pelota y su mejor aparición fue la pared con Fernández. Sabe dar mucho más.

Rodrigo Sánchez (4): Protestó más de lo que jugó. El goleador tampoco tuvo espacios.

 

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD