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Poco cambió en Chile del jueves al lunes. La exmandataria chilena Michelle Bachelet, quien se medirá con la conservadora Evelyn Mathhei en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Chile el 15 de diciembre, retomó ayer mismo su actividad proselitista e invitó a sumarse a su proyecto “a todos lo que creen en un Chile justo e inclusivo”.
Bachelet, la más votada con un 46,67%, frente al 25,01% de Matthei, no se tomó ni un día de descanso.
“Estamos tranquilos frente a lo que viene. Tenemos que ampliar y consolidar lo que hemos logrado”, dijo Bachelet, en un acto realizado ayer en la comuna obrera de San Ramón, en el área sur de Santiago.
“Vamos a enfrentar la segunda vuelta como un gran oportunidad de sumar apoyos”, agregó.
Aunque la distancia entre Bachelet y Matthei es amplia, la expresidenta debe conquistar cerca de un 4 por ciento más de votos, concitando el apoyo de quienes sufragaron por los otros siete candidatos de la primera vuelta o convocando a una porción del más del 50% que se abstuvo.
De hecho, las elecciones del domingo, las primeras en las que el voto no fue obligatorio, registraron el menor nivel de votación desde 1989, cuando se produjo el retorno a la democracia tras la dictadura de Augusto Pinochet.
“Juntos somos mayoría. Vamos a trabajar por ganar con una amplia mayoría”, remarcó la expresidenta.
Bachelet aspiraba a triunfar en primera vuelta, pero no lo logró. Por eso y pese a su baja votación, Matthei asumió como un éxito el haber forzado una segunda ronda.
Los partidarios de la candidata oficialista han asegurado que la segunda vuelta será “una nueva elección”, que permitirá medir si los chilenos realmente desean un proyecto continuista de Piñera o los cambios que impulsa Bachelet, como una nueva Constitución, educación universal gratuita y una reforma tributaria.
Algunos dirigentes de derecha han planteado la necesidad de modificar la campaña de Matthei, para intentar atraer a votantes de centro que permitieron el triunfo de Piñera.
“Sabemos que es difícil, pero como se trata de una nueva elección, esperamos replanteamientos de Matthei”, declaró el senador Hernán Larraín, del partido oficialista.
El postulante del Partido Progresista, Marco Enríquez-Ominami, tercero con un 10,98%, ha dicho que en segunda vuelta su candidata es la “asamblea constituyente”.
El independiente Franco Parisi, que logró un 10,11%, aseguró que no votará en segunda vuelta y descartó de plano apoyar a Matthei.
Los otros postulantes que quedaron en el camino sumaron 7,0% de los votos y tampoco han comprometido su apoyo.
EL ANALISIS
El programa de la izquierda genera algunas desconfianzas
Más de 13 millones de chilenos estaban habilitados para votar en las primeras elecciones presidenciales con el sistema de inscripción automática y voto voluntario. Michelle Bachelet, la candidata de la izquierda, aspiraba a completar con su victoria el proyecto filoestatista que altera el rumbo de las políticas públicas responsables del crecimiento modélico de Chile.
El plan de gobierno de Bachelet (incremento en los impuestos, reforma de la Constitución, creación de una administradora de fondos de pensiones estatal, fortalecimiento del sindicalismo, etcétera) no es precisamente el epítome del proyecto demoliberal que dio origen a la Concertación.
Ciertamente, muchas de las propuestas de Bachelet destilan una desconfianza en el papel emprendedor del individuo, trasladando el eje de la reforma del individualismo activo y empresarial al estatismo y su maquinaria reformista.
El gran consenso socialdemócrata que dio origen a la expansión económica y democrática de Chile se está desvaneciendo. El discurso de la inclusión social es, en la práctica, políticamente correcto. Todos lo aplauden, pero tropiezan al descender al plano de la implementación.
La construcción de un Estado de Bienestar, tal y como lo plantea el plan de gobierno de Bachelet, desincentiva el emprendimiento y la libertad del capital.
¿Logrará la Alianza recuperar un liderazgo capaz de ejercer una oposición real a Bachelet?