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No existen condones para el alma

Sabado, 23 de noviembre de 2013 02:15
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Gracias a mi trabajo, a menudo me contacto con diferentes personas, entre las que se destacan adolescentes y jóvenes que viven realidades que los hieren y lastiman. Confiesan sentirse infravalorados, y hasta menospreciados.

En general, viven situaciones de riesgo debido a que sus relaciones afectivas son efímeras. Si logran abrir el corazón, es inocultable su desazón. Una vez que indago qué tipo de educación reciben sobre el tema de la sexualidad, la respuesta se repite: para evitar las enfermedades o el embarazo; sólo para tener momentos placenteros y satisfacer un impulso.

A decir verdad, muy pocos identifican a la educación sexual como un medio para aprender a amar. Cuán limitada es la cosmovisión que se imparte desde el ámbito del ministerio de educación. Señores funcionarios, es hora de revisar con realismo los contenidos. ¿No les dicen algo los altos índices de embarazo adolescente, o la cantidad de madres solteras que penan porque los padres evaden sus responsabilidades?

Continuamente, surgen "iluminadas soluciones": en vez de educar la sexualidad, repartamos a tontas y a locas anticonceptivos, y en el caso de fallar la estrategia, promovamos el peor de los homicidios: el aborto de los indefensos. Tamaña creatividad para abordar problemas sociales, me deja sin palabras.

Comparto a continuación, algunos principios del Centro de Orientación y Educación Sexual (COES) de Chile, cuyo exitoso programa tiene amplia aceptación en el mundo adolescente.

¿Para qué educar la sexualidad?

La respuesta es: para amar, lo que implica integrar la sexualidad a todas las dimensiones de la persona: física, afectiva, social, racional y espiritual. Las relaciones sexuales, entonces, se entienden como un lenguaje, un encuentro con otro.

Es necesario dar una información verdadera: no se trata de un encuentro sólo de cuerpos, sino ante todo, de personas. El cuerpo es el medio para expresar amor y el placer es parte, no el fin de las relaciones sexuales. El adolescente descubre que el valor del otro como persona es siempre superior al valor del placer. Ello le da sustento para construir una relación altruista en el futuro.

El mensaje de los medios masivos es "usá y descartá". No importa si lo que tenés enfrente es una maceta, una lombriz californiana, o una persona. Por el contrario, en un encuentro sexual se compromete y se manifiesta la persona entera, independiente de las intenciones que se tenga.

¿Todo acto sexual es una expresión de amor? No todo acto sexual es una expresión de amor. Se requiere hacer un proceso en el conocimiento, comunicación, comprensión y compromiso mutuo, que comienza en el noviazgo. El mencionado programa, se refiere al proceso de las cuatro "C".

Para llegar a amar se requiere del Conocimiento de uno mismo y del otro. Saber quién soy, qué quiero, adonde voy, cuáles son mis defectos y cualidades, gustos, valores y creencias. A su vez, necesito ir conociendo al otro. ¿Cómo amar lo que no se conoce? Sólo en el verdadero conocimiento de sí mismo y del otro podemos construir un verdadero amor.

Asimismo, una Comunicación más profunda, en la que se comunica lo que nos pasa interiormente, de manera de ir mostrando con las menores máscaras posibles, las rabias, envidias, alegrías, sueños, agrados y desagrados.

Ser honestos y transparentes, ayuda a perder el miedo a ser uno mismo y dejar que el otro sea lo que es, lográndose así, una mayor intimidad. Cuando nos mostramos tal cual somos, podemos ir Comprendiéndonos mutuamente.

Comprender y comprometerse

Del conocimiento nace la aceptación, porque se comprende que el otro actúa de tal o cual manera no porque nos quiere herir o dañar, o porque no nos ama, sino porque se entiende que muchas de sus conductas y actitudes tienen que ver con una historia de vida, con carencias, con anhelos o temores no resueltos.

Gracias al proceso de conocimiento, comunicación y comprensión, se va logrando la complicidad y la confianza para tomar una decisión verdadera.

Finalmente, el Compromiso es una actitud interior del ser humano de querer jugárselas por el otro, pase lo que pase. Sólo quien se compromete libremente de esta forma, buscará constantemente la mejor manera de ir solucionando los conflictos. De esa manera, surge la decisión de meterse en el futuro con el otro.

Cuando se ha llegado al compromiso, es que el acto sexual se transforma en un acto plenamente humano y la persona corre menos riesgo de sufrir decepciones, frustraciones, con miedo a volver amar, a entregarse y quedar herida en su autoestima.

Tocás un cuerpo, tocás el alma

COES trabaja con testimonios de los adolescentes, entre los que mencionan "no prometas con tu cuerpo lo que no puedes prometer con tu afecto, inteligencia y espíritu". Son conscientes de que es más fácil desnudar el cuerpo que desnudar el alma, pero sólo cuando se desnuda el alma primero, es cuando la desnudez física tiene sentido y puede perdurar.

Quienes reciben una formación integral de la sexualidad, ven claramente que "no existen condones para el alma", un alma que está aún frágil y sin saber bien por dónde se irá manifestando. Toman conciencia de que no están preparados para tener relaciones sexuales.

Como conclusión, considero que en el proceso de las "cuatro C" está la clave de una sexualidad libre, responsable y que hará más feliz a las personas, porque los capacitará para satisfacer la necesidad más intrínseca de todo ser humano, que es amar y ser amado.

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