Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
14 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

Salteños y jujeños en las “listas negras” de la dictadura

Jueves, 07 de noviembre de 2013 10:23
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla
Los que era un “secreto a voces” tuvo su confirmación en la realidad con la aparición el lunes último, en el subsuelo del Edificio Cóndor de la Fuerza Aérea, de 1.500 actas de la dictadura militar, dentro de las cuales se encuentran las denominadas “listas negras” en las que aparecen periodistas, artistas, músicos, locutores, cantantes, docentes, muchos de ellos nacidos en Salta y Jujuy.

El periodista y poeta jujeño Victor Abán, quien se radicó en Salta, es uno de los que integra el listado. A él se suman los poetas Raúl Aráoz Anzoátegui y el inigualable Jaime Dávalos, narrador de las vivencias y pesares de la gente más humilde, como bien lo refleja en obras como “El Jangadero” y la “Zamba de los mineros”.

El cantautor César Isella, el poeta jujeño Jorge Calvetti, el artista plástico Osvaldo Juane (de origen porteño, pero radicado en Salta), también integran la nefasta nómina.

Pero hay más: en los listados también aparecen los periodistas Milenko Jurcich, Luis Victorio Giacosa y Juan Guillermo Gonza, todos de destacada trayectoria en los medios gráficos salteños. A ellos se suma un reconocido conductor televisivo de Salta, Ricardo Martínez.

Otros de los personajes “marcados” por la dictadura militar fueron el dirigente político y maestro normal Armando Jaime, quien estuvo al frente de la CGT de los Argentinos en los años 70. Al igual que el artista plástico Rubén Álvarez, quien en los 80 integró el Partido Intransigente y años después se sumó a las filas del Movimiento Todos por la Patria y murió el 23 de enero de 1989 en el ataque al cuartel de La Tablada.

Los criterios de clasificación

Las listas reúnen a personas agrupadas en cuatro categorías, dependiendo de su nivel de “peligrosidad”. Estaban divididos en 4 grupos.

Los que revestían mayores cuidados para el régimen de facto fueron ubicados en la “Fórmula 4”. Las actas aclaran que esas personas “registran antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública. No se le debe proporcionar colaboración”.

En la “Fórmula 3” aparecían los que registraban “algunos antecedentes ideológico marxistas” pero “los mismos no son suficientes -señala el instructivo- para que esto se constituya en un elemento insalvable para su nombramiento, promoción, etc”.

En la “Fórmula 2” estaban aquellos que, a los ojos de la dictadura, tenían antecedentes que no permitían “calificarlos desfavorablemente desde el punto de vista ideológico marxista.

Finalmente en la “Fórmula 1” estaban las personas que no tenían “antecedentes ideológicos marxistas”.

El informe del ministerio de Defensa, conocido a partir de la aparición de estos documentos, sostiene que la limitación para los integrantes de las “listas negras” no se reducía solo al ámbito estatal.

La primera “lista negra” encontrada, que reúne a la calificación “Fórmula 4” es del 6 de abril de 1979. Son doce fojas que agrupan 285 nombres.

El segundo listado dado a conocer ayer es del 31 de enero de 1980 e incluye a 331 personas.

Referentes de la cultura, en la mira

Las tres actas publicadas ayer por el Ministerio de Defensa de la Nación contienen también los nombres de destacados referentes de la cultura nacional.
Allí aparecen los actores Norma Aleandro, Héctor Alterio, Federico Luppi, Virginia Lago, Lidia Lamaisón, Norman Briski, etc.

También figura Osvaldo Bayer, autor de “La Patagonia Rebelde”, libro que fue prohibido por el régimen de facto, quien es también historiador, periodista y cineasta. Además aparece Fernando “Pino” Solanas (político y cineasta, director de “La hora de los hornos”). 

El escritor Julio Cortázar, los cantantes Horacio Guarany, Víctor Heredia, Mercedes Sosa, Marilina Ross y Leonardo Favio, aparecen en las nóminas, al igual que el músico Osvaldo Pugliese, el sociólogo Rodolfo Puigróss, la escritora María Elena Walsh y el periodista Tomás Eloy Martínez.

Un valioso material

Entre el material descubierto, hay 1.500 carpetas, seis de las cuales tienen actas secretas de las juntas militares, un total de 280 originales en los que los jerarcas de la dictadura dejaron sentadas sus posiciones sobre distintos asuntos. Hay información sobre las relaciones con Chile y el Reino Unido, y sobre requerimientos de los familiares de los desaparecidos. También hay documentación sobre los sectores económicos civiles que apoyaron el golpe y un acta sobre el caso de la familia Graiver y la venta de Papel Prensa.

La opinión

¿Para qué vigilaban a María Elena Walsh?
Por Francisco Sotelo


 Como la Argentina está enferma de pasado, quizá valiera la pena un análisis minucioso de los nombres que aparecen en las listas publicadas ayer como si se tratara de un trofeo de guerra. Más allá de que resulta un poco ingenuo pretender que esos escritos permanecieron ocultos en un subsuelo del Edificio Cóndor durante más de tres décadas, y pasando por alto que no son muchas las novedades que surgen a primera vista -todos sabíamos que hubo censuras y controles- es evidente que no se trata de “listas negras” y, además, que fueron confeccionadas por burócratas probablemente olvidados por sus propios jefes. En 1982 y 1983, los militares estaban preocupados por su inminente salida del poder.

Por eso quizá los burócratas llenaban formularios que nadie leía sin importar que el escritor Francisco Urondo había muerto en combate en Mendoza en 1976; que Gino Germani no era “sicólogo y periodista”, sino un maestro de la sociología y que no valía la pena controlarlo porque había muerto en 1979; una dictadura que montó el mayor aparato represivo de la historia de Sudamérica mal podía preocuparse por las actividades eventualmente disolventes del escenógrafo ya octogenario Saulo Benavente, de Nacha Guevara, o de figuras culturales de perfil moderado y conservador como María Elena Walsh o Julio Márbiz. Asimismo, no podían ignorar que Pino Solanas, Héctor Alterio y Jacobo Timerman vivían exiliados desde hacía mucho tiempo o que Eva Giberti visitaba todas las semanas a su hijo detenido en una cárcel de la dictadura, sometiéndose, para poder verlo, a requisas y vejámenes. 

La Argentina está enferma de pasado, pero quienes toman la “antidictadura” como ideología no llegan a imaginar lo que fue el terrorismo de Estado. No hubo listas negras: te ibas o te liquidaban.
 

Los mecanismos agobiantes de control social se derrumbaron cuando se resquebrajó la dictadura. Las listas negras son un instrumento de censura, pero la represión apeló al método infalible del terror. 

Lista año 1979  

lista1-1979 by El Tribuno

 

Lista año 1980

lista2-1980 by El Tribuno

Lista 3 año 1982

lista3-1982 by El Tribuno

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD