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Aunque resulte increíble, encontraron los restos del famoso rey de Inglaterra, Ricardo III, en un estacionamiento de la ciudad de Leicester.
El monarca reinó entre 1483 y 1485 y fue el último soberano de la casa de los York, muerto en batalla. La noticia fue revelada por el director del equipo arqueológico de la Universidad de Leicester.
El estudio realizado por los profesionales indicó que los restos del esqueleto presentaban diez heridas, ocho de ellas en el cráneo.
Según los investigadores, ese sólo dato indicaba que los restos podrían ser de Ricardo III, el último monarca inglés muerto en una batalla. Sin embargo, las pruebas concluyentes fueron suministrados por los análisis de ADN.
Los científicos recogieron el material genético de la dentadura y el fémur y los compararon con el ADN de Michael Ibsen, descendiente de la hermana de Ricardo III, Ana de York, y de otro de sus descendientes anónimos.
El esqueleto de Ricardo fue localizado en lo que fue la iglesia de Grey Friars, derruida en 1538 y hoy convertida en un estacionamiento.
Las excavaciones
Las labores de excavación en el comenzaron a fines de agosto de 2012 con el ánimo de encontrar la tumba del monarca que, según las reseñas históricas, fue enterrado en el antiguo templo tras morir en la batalla de Bosworth Field, en 1485.
El alcalde de Leicester, Peter Soulsby, anunció que, una vez confirmado que los restos mortales pertenecen al monarca inglés, éstos serán transportados a la catedral de la localidad británica.
Su muerte
Ricardo III murió en la última gran batalla de la Guerra de las Dos Rosas (1455-1485) entre los partidarios de la Casa de Lancaster y los de la Casa de York. Su muerte permitió el inicio de la dinastía Tudor, con Enrique VII.
El esqueleto que se encontró a principios de septiembre estaba bastante bien conservado y casi completo, a excepción de los pies, con curvaturas en la espina dorsal que indican que el monarca padecía esclerosis, lo que coincide con las descripciones que se hicieron del rey en la época.
Los expertos de la Universidad desmienten la veracidad del retrato que de él hizo William Shakespeare en “Ricardo III”, donde lo pinta como un ser deforme, y aseguran que esta imagen se debe a las “historias difamatorias” que circularon entre sus oponentes y que impulsaron los que acabaron con él, los Tudor.