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Ciudadanos de 2ª

Jueves, 07 de febrero de 2013 20:56
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Los republicanos de la Cámara de Representantes, después de haber recibido una tremenda paliza de los votantes hispanos en las elecciones de 2012, ahora quieren crear una subclase de 11 millones de personas, al negarles a los inmigrantes indocumentados una vía hacia la ciudadanía.

El martes, durante una audiencia sobre inmigración del Comité Judicial de la Cámara Baja, el presidente del comité, Robert W. Goodlatte (R-

Virginia), sugirió que la propuesta del presidente Obama y de la mayoría de los demócratas para conceder a los indocumentados un camino hacia la legalidad es una idea “extrema”. Goodlatte y otros republicanos anti-

inmigración propusieron lo que ellos describen como una postura intermedia: dar a los indocumentados un estatus legal temporal, pero sin posibilidad de hacerse ciudadanos.

En líneas generales, hay tres posiciones acerca de qué se debe hacer con los alrededor de 11 millones de inmigrantes indocumentados:

- Varios republicanos de la Cámara Baja, como Goodlatte, apoyan una reforma inmigratoria que le daría a los indocumentados un estatus legal provisorio, que podrían renovar indefinidamente, pero que no incluiría una vía de acceso a la residencia permanente y a la ciudadanía.

- Varios republicanos del Senado, incluyendo al senador Marco Rubio (R-Florida) apoyarían una reforma inmigratoria que les conceda a los indocumentados una “eventual” vía a la residencia permanente y la ciudadanía, pero después de que se refuercen los controles fronterizos y siempre y cuando los indocumentados cumplan una serie de requisitos. Entre estos últimos, los indocumentados tendrían que ponerse últimos en la fila de los que desde el exterior ya han pedido inmigrar legalmente.

- Obama y la mayoría de los legisladores demócratas de ambas cámaras proponen darles a los indocumentados una vía directa a la residencia permanente y la ciudadanía si pasan la verificación de antecedentes, pagan una multa, aprenden inglés y esperan en la fila detrás de aquellos que intentan inmigrar legalmente.

Según los grupos que apoyan una reforma migratoria integral, el plan de Obama permitiría a la mayoría de los 11 millones de indocumentados acceder a la ciudadanía en alrededor de 12 años, mientras que con el plan de Rubio tardarían 25 años.

Frank Sharry, director de America's Voice, un grupo pro-inmigración, dice que la propuesta de los congresistas republicanos de negar una vía a la ciudadanía es “una pésima idea”. “En la historia norteamericana ya tuvimos un ejemplo de lo que significa negar la ciudadanía: se llamó esclavitud”, me dijo Sharry. “Eso es malo para Estados Unidos, malo para nuestra cohesión social, malo para nuestra democracia”.

Quienes critican a los congresistas republicanos dicen que generar una subclase de residentes temporarios institucionalizaría los abusos laborales, alienaría a millones de personas y elevaría la tensión social.

Los congresistas republicanos que se oponen a un camino hacia la ciudadanía sostienen que su propuesta de un estatus legal temporario y renovable es mucho mejor que lo que hay actualmente, que es millones de gente viviendo en la ilegalidad.

Mi opinión: Es cierto que la nueva postura de los congresistas republicanos sobre la inmigración es una clara mejora respecto de la posición antiinmigratoria, antihispana y casi racista que muchos de ellos defendieron durante la campaña electoral de 2012. Pero crear una subclase de no-ciudadanos no soluciona la crisis inmigratoria de Estados Unidos: lo único que hace es patear el problema para adelante. La verdadera razón de los congresistas republicanos como Goodlatte para oponerse a una vía a la ciudadanía es que -como quedó demostrado en las elecciones de noviembre, en la que el 73% de los hispanos votó por los demócratas- la mayoría de los futuros ciudadanos votarían a los demócratas.

Negar una vía a la ciudadanía para los indocumentados solo postergará el problema, porque en diez o quince años, los 11 millones de residentes temporales exigirán su derecho a votar y a tener plenos derechos.

Negarles ese derecho de por vida y desde ahora no solo hará poco para ayudarles a los republicanos a recuperar el voto latino, sino que sería moralmente cuestionable, y es una receta para aumentar las tensiones sociales en el país.

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