El funeral de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, que se celebrará el 17 de abril, será multitudinario, pero en la larga lista de invitados, hubo algunas omisiones. Una de ellas -la de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner- que se explica por la disputa diplomática que mantiene Argentina con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. El Gobierno argentino no oculto su malestar y lo calificó de “nueva provocación”. La otra ausencia, que llama poderosamente la atención, es la del presidente de Estados Unidos Barack Obama y para la cual no se esbozó ninguna explicación.
El caso del mandatario norteamericano destaca porque todos los expresidentes vivos de Estados Unidos fueron invitados al funeral.
Entre los 2.300 invitados a la ceremonia que se llevará a cabo el miércoles figura también un representante del expresidente sudafricano Nelson Mandela, a quien Thatcher tildó en una ocasión de terrorista, así como su predecesor Frederik de Klerk, con quien compartió el Nobel de la Paz de 1993 por sus esfuerzos para poner fin al régimen del apartheid.
Pero el grueso de las personalidades extranjeras que componen la lista divulgada por Downing Street, celebran la “relación especial” británico-estadounidense. Así, además de los dos George Bush, padre e hijo, de Bill Clinton y Jimmy Carter, fueron invitados un representante de la familia del difunto Ronald Reagan, quien fue su alma gemela en lo ideológico, y la ex- secretaria de Estado Hillary Clinton.
La Unión Europea, con la que la “Dama de Hierro” tuvo una relación complicada durante los 11 años que encabezó el gobierno entre 1979 y 1990, estará representada por el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
La lista, que fue elaborada por la familia de la difunta con la colaboración del gobierno y del Partido Conservador británico, incluye también a todos los exprimeros ministros británicos.
El jefe del gobierno británico, David Cameron, ya había anunciado su asistencia, al igual que la reina Isabel II, que aunque generalmente no acude a los entierros de sus primeros ministros hará una nueva excepción como hizo con Winston Churchill en 1965.
Aunque no debería haber más dignatarios extranjeros, puesto que Thatcher abandonó el poder hace más de dos décadas, “se ha invitado a unos 200 Estados, territorios y organizaciones a enviar un representante oficial al funeral”.
“Creo que la gente vería que no somos un país extraordinario si no conmemoráramos debidamente con dignidad, con seriedad, pero también con cierto boato ... el fallecimiento de una mujer extraordinaria”, indicó el primer ministro británico a los medios.
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El funeral de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, que se celebrará el 17 de abril, será multitudinario, pero en la larga lista de invitados, hubo algunas omisiones. Una de ellas -la de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner- que se explica por la disputa diplomática que mantiene Argentina con Gran Bretaña por la soberanía de las islas Malvinas. El Gobierno argentino no oculto su malestar y lo calificó de “nueva provocación”. La otra ausencia, que llama poderosamente la atención, es la del presidente de Estados Unidos Barack Obama y para la cual no se esbozó ninguna explicación.
El caso del mandatario norteamericano destaca porque todos los expresidentes vivos de Estados Unidos fueron invitados al funeral.
Entre los 2.300 invitados a la ceremonia que se llevará a cabo el miércoles figura también un representante del expresidente sudafricano Nelson Mandela, a quien Thatcher tildó en una ocasión de terrorista, así como su predecesor Frederik de Klerk, con quien compartió el Nobel de la Paz de 1993 por sus esfuerzos para poner fin al régimen del apartheid.
Pero el grueso de las personalidades extranjeras que componen la lista divulgada por Downing Street, celebran la “relación especial” británico-estadounidense. Así, además de los dos George Bush, padre e hijo, de Bill Clinton y Jimmy Carter, fueron invitados un representante de la familia del difunto Ronald Reagan, quien fue su alma gemela en lo ideológico, y la ex- secretaria de Estado Hillary Clinton.
La Unión Europea, con la que la “Dama de Hierro” tuvo una relación complicada durante los 11 años que encabezó el gobierno entre 1979 y 1990, estará representada por el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso.
La lista, que fue elaborada por la familia de la difunta con la colaboración del gobierno y del Partido Conservador británico, incluye también a todos los exprimeros ministros británicos.
El jefe del gobierno británico, David Cameron, ya había anunciado su asistencia, al igual que la reina Isabel II, que aunque generalmente no acude a los entierros de sus primeros ministros hará una nueva excepción como hizo con Winston Churchill en 1965.
Aunque no debería haber más dignatarios extranjeros, puesto que Thatcher abandonó el poder hace más de dos décadas, “se ha invitado a unos 200 Estados, territorios y organizaciones a enviar un representante oficial al funeral”.
“Creo que la gente vería que no somos un país extraordinario si no conmemoráramos debidamente con dignidad, con seriedad, pero también con cierto boato ... el fallecimiento de una mujer extraordinaria”, indicó el primer ministro británico a los medios.
Timerman y “Puerto Margaret”
El canciller Héctor Timerman le quitó importancia a que el Reino Unido le quiera cambiar el nombre a Puerto Argentino, capital de las Malvinas, para denominarlo “Puerto Margaret”, porque cualquier modificación al statu quo del archipiélago “es violatoria” de las resoluciones de las ONU. “No me importa si le quieren poner puerto Margaret, Margarita, Margarona. La Argentina y las Naciones Unidas no lo reconocen”, dijo el canciller al ser consultado sobre el rumor respecto a que Gran Bretaña rebautizaría Puerto Argentino (para ellos Puerto Stanley) como “Puerto Margaret”.
El jefe de la diplomacia argentina dejó en claro que “ninguna medida que tome el Reino Unido sobre la cuestión Malvinas es aceptada por Naciones Unidas”, y afirmó que “es violatorio de todas las resoluciones de la ONU”.
Timerman recordó que las resoluciones de la ONU establecen que las partes en disputa deben “abstenerse de realizar cambios en la zona del conflicto que alteren el statu quo al momento de comenzar el conflicto (en 1982)”. “Eso incluye el cambio de nombres, y el referéndum”, dijo el canciller.