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Guardando las distancias en cuanto a fortunas, Horacio Cartes, el presidente electo paraguayo, bien puede ser el Carlos Slim de su país.
Como presidente del conglomerado de empresas del Grupo Cartes es posible que un ciudadano paraguayo haya bebido sus bebidas, fumado sus cigarrillos, vestido sus prendas, comido las carnes que vende y, quizás, hasta haber tratado la obesidad en uno de sus centros médicos.
Horacio Cartes dirige un enorme grupo con empresas en cada una de estas áreas, y muchas otras, que lo colocan como uno de los hombres más poderosos de Paraguay.
Cartes tiene 56 años. De alguna manera es un recién llegado a la política y más conocido por su trayectoria empresarial, con lo cual se asemeja ligeramente al actual presidente chileno Sebastián Piñera.
Hizo estudios universitarios en Estados Unidos (mecánica aeronáutica) y luego volvió a Paraguay para iniciar su vida en el mundo de los negocios, en la empresa de su padre Ramón Telmo Cartes Lind.
Pero apenas fue en 2009 que formalizó su incursión en la política, al inscribirse en el Partido Colorado.
Ingresó a las filas partidarias fundando el movimiento Honor Colorado, en cuya página web se explica que Cartes da el paso al estar “inquieto por el curso político del país bajo el gobierno izquierdista-liberal filo-chavista”.
Recién en ese momento Fernando Lugo empezaba su gobierno con una alta popularidad (que luego fue perdiendo hasta su salida en 2012).
