El papa Francisco, quien ayer visitó la tumba del beato Juan Pablo II al cumplirse 8 años de su muerte, sigue creando expectativas, pese a que lleva menos de un mes de Pontificado. Ahora trascendió que el Santo Padre podría abrir los archivos secretos vaticanos sobre el Holocausto, que develarán la participación que tuvo la Iglesia en esa oscura etapa de la historia. Representantes de las comunidades judías fundan esa esperanza en las afirmaciones que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hizo al rabino argentino Skorka en la obra “Entre el cielo y la tierra”.
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El papa Francisco, quien ayer visitó la tumba del beato Juan Pablo II al cumplirse 8 años de su muerte, sigue creando expectativas, pese a que lleva menos de un mes de Pontificado. Ahora trascendió que el Santo Padre podría abrir los archivos secretos vaticanos sobre el Holocausto, que develarán la participación que tuvo la Iglesia en esa oscura etapa de la historia. Representantes de las comunidades judías fundan esa esperanza en las afirmaciones que el entonces cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, hizo al rabino argentino Skorka en la obra “Entre el cielo y la tierra”.
A la pregunta explícita del rabino sobre si estaría de acuerdo en que el Vaticano abriera los archivos que más complican a la Iglesia, como los relativos al Holocausto, el entonces cardenal, en vísperas ya de ser papa, respondió categóricamente: “Me parece perfecto lo que usted propone de abrir los archivos de la Shoá (Holocausto). Que se abran y se conozca todo y que se vea si se puede hacer algo. Y si nos equivocamos tendremos que decir: "Erramos'. A eso no hay que tenerle miedo. La verdad tiene que ser el objetivo. Cuando uno empieza a ocultar la verdad está eliminando la Biblia”, afirmó.
Aquel cardenal que defendió con énfasis la apertura de los secretos vaticanos sobre el Holocausto judío tiene hoy el poder de hacerlo. ¿Podría echarse atrás ahora que tiene en sus manos las llaves para que “se conozca toda la verdad”?
El papa Francisco ha dado pruebas inequívocas, desde antes de ser papa, de la importancia que para él y la Iglesia tienen el pueblo judío y su religión. Ya electo papa, el primer documento que firmó fue una carta enviada el primer día de su pontificado, al rabino jefe de Roma. Después le felicitó por la Pascua judía, que tuvo lugar días antes de la cristiana. Ya antes de ser electo Papa había afirmado que “cada judío que se mataba durante el nazismo era una bofetada a Dios en nombre de los ídolos”.