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En el imaginario colectivo argentino, la gran mayoría supone que los maestros y profesores son muy poco dedicados al trabajo. Insisten, una y otra vez, que tienen más de tres meses de vacaciones y que, debido a las faltas y a las huelgas, no trabajan ni la mitad de los días del año.
En parte, solo en parte, tienen razón. Es que el hipotético calendario de 190 días de clases se cumple en pocas provincias. Pero, ignoran que la docencia no se limita al aula, sino que abarca tareas en el domicilio, reuniones extraordinarias y, sobre todo, en estos tiempos, lidiar con los padres que no aceptan las directivas de escuelas y colegios.
Es más, los medios de comunicación registran todas las semanas casos donde los progenitores agreden de palabra y de hecho a los educadores, hasta llegar a lesiones físicas.
Por otra parte, la violencia entre alumnos va creciendo a pasos agigantados. En el caso concreto de la ciudad de Salta hay muchos hechos donde, en el secundario, los directores deben llamar con frecuencia a la Policía por las peleas dentro del establecimiento. Es que la droga, en especial la más barata, el paco, deforma la mente y predispone a la agresividad.
Denuncia del sindicato
El Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop), que agrupa al cuarenta por ciento de los educadores del país, realizó un informe donde asegura que el 35% de los profesores secundarios sufre afonías, el 65% dolores de cabeza permanentes y el 60% nerviosismo que a su vez trae mal carácter. La causa, según el gremio, se origina en la cantidad excesiva de alumnos que tienen, en la indiferencia de los padres cuando se lo requiere y se acentúa cuando los colegios están situados en parroquias cercanas a villas miserias.
Además, aseguran, trabajan diez horas semanales en sus casas y son requeridos por las escuelas para distintas reuniones no importa el día ni horario.
Asimismo, como todos sabemos, el salario de maestros, tanto estatales como privados en nuestro país, sigue siendo el más bajo en comparación con otras actividades profesionales.
</SUBTITULO>Viajar es comparar
Según una muestra realizada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la Argentina ocupa el puesto 39 en calidad de vida. La consulta fue realizada en 110 naciones que suman el 93% de la población mundial.
Como es habitual los tres mejores fueron, en este orden, Noruega, Dinamarca y Australia. Los dos peores están en América Central: Nicaragua y Honduras. Otros casos: Uruguay ocupa el lugar 29 y Chile el 21, ambos aventajando a nuestro país; Brasil, sexta potencia del planeta, ocupa el puesto 42, a pesar que Lula logró que 54 millones de personas pasaran de clase baja a clase media.
Muestra mundial educativa
El Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (PISA por sus siglas en inglés), realiza cada tres años exámenes a alumnos de quince años con preguntas estandarizadas con el objetivo de comparar. Nuestro Ministerio de Educación de la Nación ha objetado más de una vez este tipo de pruebas, porque asegura que no reúne los requisitos para comparar países tan disimiles.
El estudio de PISA demostró que, según la habilidad lectora, los cinco mejores países del mundo son Corea del Sur, Finlandia, Canadá, Nueva Zelanda y Australia. Las pruebas de matemáticas distinguieron a Taiwán, Finlandia, Australia, Corea del Sur y Holanda. Finalmente, según las ciencias, a la cabeza están Finlandia, Canadá, Estonia, Taiwán y Letonia.
Finlandia, el ideal
Es sabido que los países escandinavos ocupan siempre las primeras posiciones en el mundo no solo en la economía y la cultura, sino también en la transparencia de sus políticos. Dentro de ellos, Finlandia tiene algunas ventajas con respecto a los otros tres: a) posee la economía más competitiva. Por ejemplo la compañía Nokia es una de las mayores productoras de celulares en el planeta; b) es, junto con Noruega, donde más se leen diarios: la mitad de sus habitantes compra diariamente un ejemplar en papel; c) la educación, como no podía ser de otra manera, es la mejor en los tres niveles.
Allí terminan el colegio secundario el 94% de los estudiantes. Mientras que en la Argentina culminan la mitad. Según el gobierno de Helsinki, “no hay analfabetos”, y el 66% de egresados secundarios continúa una carrera universitaria. Las clases para primaria y secundaria son de ocho horas diarias, y tienen como ayudantes a otros maestros y psicólogos.
Los profesores están muy bien conceptuados por la sociedad. Son respetados. Porque para la carrera de profesor son aceptados, previo examen de ingreso, solamente el diez por ciento de los postulados. Ellos deberán estudiar unas 6.400 horas y para obtener una titularidad es imprescindible cursar una maestría.
El salario de un educador no es el mejor de Europa, gana 4.200 dólares mensuales, mientras que en Luxemburgo y Suiza les pagan 6.000.
Mientras tanto...
En la Argentina se instaló un proyecto de mejora escolar donde los docentes titulares son ayudados por otros colegas a mitad de año, en diciembre y en febrero, es decir en las fechas cercanas a exámenes. Según los que vivieron esta experiencia, que cuenta con muy buen apoyo económico del Gobierno nacional, solo para los establecimientos oficiales, expresan que su éxito es muy relativo porque los ayudantes apenas si conocen a los que van a rendir y no tienen el contacto diario con ellos.
Como siempre, todas las universidades de nuestro país culpan a la enseñanza secundaria por el bajo nivel de conocimientos que tienen cuando ingresan a las casas de altos estudios. Entre otras acusaciones dicen que después de recorrer todo el nivel medio los alumnos saben leer de corrido. Y, buena parte de ellos, no saben interpretar un texto. Además, al margen de internet, la base cultural es muy pobre y la gran mayoría utiliza de 400 a 500 palabras para expresarse. Un vocabulario muy elemental frente a las 110.000 palabras incorporadas en el diccionario de la Real Academia Española.
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