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Nada hay más sano y placentero que tomar la tierra con nuestras manos, por eso si tenemos la suerte de contar con un patio o jardín en casa, que no tiene que ser tan amplio, es hora de pensar en la idea de hacer una huerta. Así tendremos la oportunidad de sembrar y cuidar sus propios alimentos y de descargar las malas ondas.
A parte de contribuir con la salud, el hecho de cosechar nuestros propios alimentos nos evitarán gastos extras y en esta época... no está nada mal ahorrarnos unos pesitos.
Si ya tenemos el espacio, hacer la huerta no será nada difícil. La podemos construir con materiales sencillos, nada costosos y si es posible reciclados. Pueden ser botellas, ramas secas, metal o cualquier otro artefacto que se nos pueda ocurrir.
El primer paso es elegir la parte del jardín o patio que reciba más luz solar durante el día. Una vez definido el espacio, seleccionaremos la medida que tendrá la huerta, en forma cuadrada o rectangular.
No debemos olvidarnos de dejar espacio suficiente para desplazarnos ya sea para arar, regar, limpiar, recoger o sembrar, de modo que no afecte los demás espacios.
Si tenemos mascotas deberemos hacer un esfuerzo extra por cercar toda el área. Todos sabemos que son curiosas y les encanta escarbar para ver qué encuentran.
Luego de haber elegido y cercado el lugar, tomamos una pala, un pico y un rastrillo, con el objetivo de remover la tierra para que se ablande y oxigene. Hecho esto procuramos que la tierra quede limpia, sin malezas ni piedras.
Trataremos que cada área tenga alrededor de 10 centímetros de alto, aunque al momento de sembrar esto puede variar, porque todo dependerá del tipo de cultivo que vayamos a plantar.
Si desea agregar abono, debe tener presente que el olor desagradable que desprende el mismo atraerá mosquitos y moscas.
Cuando la tierra ya esté lista, es momento de sembrar. Es recomendable empezar con tomates, perejil, espinacas, berenjenas, que son más fáciles desde el punto de vista de los principiantes.
No olvidemos que la semilla no puede estar tan profunda y que debe haber una distancia considerable entre cada una, así evitaremos que un cultivo absorba el agua y los nutrientes de los demás.
Terminados estos pasos, podemos sentarnos a esperar nuestra cosecha y disfrutarla en nuestra mesa.