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Coloca brackets gratis en el Valle de Lerma

Sabado, 01 de junio de 2013 19:43
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“Yo vengo de muy abajo. Y muy  arriba no estoy. Al pobre mi canto  doy. Y así lo paso contento porque  estoy en mi elemento. Y ahí valgo  por lo que soy”, son algunos de los  versos que Angel Abdo, el odontólogo y ortodoncista del hospital Nicolás Lezcano de La Merced recreó de las Coplas del Payador Perseguido de Atahualpa Yupanqui. Él se identificó con estas palabras y no es casual.

“Angelito”, como lo llaman sus pacientes, dialogó con el El Tribuno  para describir su compromiso social  con los que menos tienen. Habló de  valores como la solidaridad, “dar un  poco más a los que no tienen”, de la  voluntad y del servicio.
Este hombre, que está en el hospital de La Merced en el área de odontología, decidió ofrecer, hace 12 años,  el servicio de ortodoncia.
“Yo veo que la gente lo necesita y  quiero ser parte de la solución”, expresó Abdo desde su consultorio en  el hospital de La Merced junto a su  asistente, María Agustina Guantay.
Abdo denominó este proyecto, que  nació de su propia voluntad e iniciativa como “una corazonada” sobre  un espacio de trabajo que lo tiene  comprometido hace 23 años.
 
La idea surgió de observar la necesidad en los vecinos del Valle de Lerma, quienes peregrinan para conseguir turnos en la ciudad y además a  quienes les cuesta mucho llegar a la  propia ciudad Capital.
Sus pacientes llegan de todos los  rincones: La Poma, San Antonio de  los Cobres, El Carril, Chicoana, Coronel Moldes, Rosario de Lerma, Cerrillos. La tarea empieza temprano  para el doctor, quien atiende de 7.30  a 10, a pacientes de odontología general: realiza curaciones, arreglos de  caries, extracciones. A partir de las  10.30 llegan los pacientes de ortodoncia. “Acá se hace ortodoncia para  todo aquél que necesite; niños, adultos, todos. Más allá de programas estéticos, lo que vemos es lo funcional”, aclaró Abdo.
Son unos 12 pacientes diarios para  odontología general y unos cinco  por ortodoncia, aunque Abdo no lleva la cuenta de cuántos braquets colocó en estos 12 años. Para él eso no  es importante, pero sí lo es registrar y  documentar cada uno de los desafíos  que encara en sus tratamientos.
El especialista destacó que lo que  más se ve son dientes con mala posición, falta de espacio, lo que derivará  en un problema de articulación tempomandibular (ATM) que a futuro  traerá dolor y ruido articular.
Humanizar la medicina
Para este médico el valor más alto  que se esconde en la atención de sus  pacientes radica en las historias con  las que llegan a su consultorio.
“Creo que los servicios tienen que  estar humanizados”, reflexionó sobre el tema y resumió: “Es una satisfacción enorme para mí, saber que  ayudé a alguien; que no fui mezquino; que le di mi conocimiento,  que fui solidario”.
Abdo aclaró que todo el que ingresa a su consultorio tiene un tratamiento integral; eso significa que antes de llegar a la ortodoncia todos tienen que tener la boca sana. Luego se  procederá a hacer el diagnóstico en  base a las radiografías, las encefalometrías, entre otras cosas estudios  para determinar los pasos a seguir.
Los pacientes del doctor no tienen  obra social, en general son personas  que trabajan en el campo, en las fincas o son hijos de padres que trabajan en los alrededores bajo condiciones informales o temporales. Ante  esta realidad el doctor solo pide una  lista de materiales y los estudios se los  realizan en la ciudad con el equipo  de radiografía odontológica del Ministerio de Salud Pública. 
Abdo lo que quiere es contagiar este espíritu de dar más a los que no  tienen posibilidades de acceder a este  tipo de servicios.
“Soy muy solidario por eso no me  voy de acá. Podría estar en cualquier  otro hospital, pero acá tengo mi  compromiso”, sostuvo este hombre  para quién el hospital es su segundo  hogar.
 

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