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9 de Agosto,  Salta, Centro, Argentina
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Fin de un dulce sueño: Gimnasia y Tiro perdió y quedo afuera

Lunes, 10 de junio de 2013 02:39
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Fue el fin de un dulce sueño para Gimnasia y Tiro. Lo buscó hasta el cansancio con sus mejores armas, pero una fría tarde de otoño en Mendoza aquel anhelo que motorizó a jugadores, cuerpo técnico y a miles de hinchas se esfumó de entre las manos, luego de ser vencido en su ley por un rival como Deportivo Maipú, que lo arrinconó con fútbol y con garra y lo venció por 2 a 0 (3 a 1 había ganado el albo en la ida, pero perdió la serie por la desventaja deportiva). Se quedó ahí el equipo de Víctor Riggio, solo, aturdido y resignado en las puertas de una semifinal, luego de caer de pie en una dura batalla de casi un año de lucha.

Ya habrá tiempo para analizar los porqués de esta desilusión que se había vestido de esperanzas por el buen semblante que había transmitido el equipo durante gran parte del torneo, que arrancó con un récord de victorias consecutivas difícil de superar.

Lo cierto es que el albo arrancó de la peor forma a jugar su revancha en Maipú. Quizás por el factor de carga emocional del duelo, por la tensión que se había generado en torno a estos últimos 90 minutos del pleito, el millonario estuvo sumido en su propio nerviosismo, estático, sin reacción y como una sombra los primeros minutos. Atenuantes que Maipú aprovechó a la perfección y madrugó a Gimnasia con dos goles desmoralizadores antes de la primera mitad.

Sin la ansiedad que se preveía y con tranquilidad y oficio, el botellero empezó a embestir al albo.

Así, de a poco, empezó a encontrarle las grietas. A los 9 min, una jugada preparada del local hizo efecto tras un córner para desacomodar a la defensa millonaria. La pierna sutil de Guerra encontró solo entre los centrales a Leandro Caballero, quien se impuso en soledad en las alturas para abrir el marcador. Y veinte minutos después, fue el Tanque Daniel Giménez quien la guapeó tras una interesante maniobra colectiva para mandarla a colocar al ángulo de Perelman. El 2 a 0 liquidó a un Gimnasia que solo esbozaba tibios arranques.

La reacción millonaria llegó en los minutos finales de la primera mitad y en el complemento, Riggio quemó las naves con el ingreso de Ascencio y arriesgó una línea de tres: esto le dio más soltura al equipo, que en varias ocasiones estuvo cerca del descuento que le otorgase la clasificación. El equipo empezó a hacer circular la pelota y tomó la iniciativa, pero padecía más de la cuenta ante cada contra embanderada en los habilidosos Gamba y Guerra, de lo mejor de la cancha. Maipú contrarrestó con lucha y en ese terreno ganó, porque a la garra le sumó viveza para dejar correr los minutos. Dos acciones claras de Ceballos, otra de Gómez y un cabezazo en el palo de Burgos podían haber cambiado la historia en el final, cuando el albo lo arrinconó al cruzado. Pero no. Gimnasia pagó el precio de regalar un tiempo y dejarse madrugar en tiempo real, y su mejoría del final no lo pudo subsanar.

 

Con la frente bien alta

Cuando desembarcó en Gimnasia y Tiro, allá por fines de julio del año pasado, muchos lo miraban con recelo y desconfianza. Su portentosa anatomía, su exceso de peso y su primera negativa a jugar en Gimnasia (volvió como segunda opción tras fracasar una prueba futbolística en Ferro) exacerbó los prejuicios sobre su rendimiento en el albo.

Pero Leandro Zárate les “tapó la boca” a todos. Con fútbol, con goles, con actuaciones casi sobresalientes y con todo aquello que lo llevó a ser un estandarte del equipo de Víctor Riggio en aquella primera mitad de torneo, demoledora, y con un nivel parejo y equilibrado que lo llevó a ser el rendimiento más superlativo del equipo en toda la temporada.

La Chancha silenció a más de uno y hasta se terminó ganando el cariño de la hinchada, que lo redimió tras aquellos preconceptos y lo terminó erigiendo a la categoría de “mimado”, que quedó expresada cada vez que dejaba el Gigante del Norte con un manto de aplausos.

Ante el silencio sepulcral del Tano Riggio y de varios jugadores en su retirada en Mendoza tras una eliminación, que no estaba en los cálculos preliminares, el máximo goleador del albo dio la cara, encaró los micrófonos y rompió el hielo en diálogo con El Tribuno. “Nos da bronca, porque sabemos que regalamos un tiempo y ahí fue cuando nos convirtieron los goles. Lamentablemente, nos quedamos afuera de un torneo en el que hicimos todo para pelear hasta el final, pero no se dio. Nos vamos muy tristes porque teníamos todo dado para pasar esta serie. Quedamos afuera y ahora veremos qué pasará pero podemos mirar a todos a la cara por el torneo que hicimos”, sostuvo el jugador cordobés.

“Nos quedamos en el camino, el sueño se acabó. Nos vamos muy triste porque trabajamos todo el año para ascender y nos quedamos con las manos vacías. Ahora veremos qué va a pasar, si sigo o no en el club. Si no, me iré agradecido por todo lo que me brindó Gimnasia”, empezó el delantero a anunciar su futuro.

Pero Zárate, quien había manifestado que no dudará en seguir en Gimnasia en caso de ascender, ahora, con el sueño trunco, tampoco quiso romper las ilusiones de los hinchas y habló con sinceridad. “Tengo ganas de seguir en Gimnasia. Me trataron de maravillas en Salta, pero hoy yo también tengo que pensar en mi futuro. Lo analizaré, veré cuáles serán las condiciones que puedo tener y qué va saliendo. Quiero seguir y ojalá que se pueda dar”, dejó una puerta abierta el goleador en el final. ¿Sus ganas pesarán más?

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