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A pocos metros de la Catedral, en tiempos de Novena y a pocas horas de un nuevo pacto de fe entre los patronos de Salta y los fieles, Lidia Fuentes cuida vehículos en la plaza Belgrano y también espera su milagro: “que el asesino de mi hijo reciba una condena ejemplar”.
Mañana se cumple un año de la muerte de Diego Federico Quiroga, de 32 años, quien agonizó seis días tras recibir nueve disparos en un confuso hecho ocurrido en el barrio El Círculo III, a la vera de la ruta provincial 26, en la zona sudeste de esta capital.
El responsable, Hugo Vilte Cardozo, un cabo perteneciente a la División de Seguridad Urbana (DSU), aún está detenido, pero Lidia teme que éste salga en libertad.
“Me enteré de que su abogado iba a pedir que le hagan pericias psicológicas para que el caso quede impune”, dijo la mujer.
“El asesino de mi hijo no está enfermo y esa no es una respuesta. Ese hombre tiene que pagar las consecuencias de lo que le hizo a Diego sin ninguna necesidad de hacerlo”.
Cabe recordar que el conmocionante hecho se produjo el domingo 9 de septiembre de 2012.
Ese día, a las 23, la víctima fue a comprar al negocio ubicado a pocos metros de la ruta y cuando se retiraba, el uniformado, que también estaba en el lugar, sin mediar palabras, sacó a relucir su arma reglamentaria Bersa calibre 9 milímetros y le dio los disparos.
Algunas personas creyeron que el homicidio se trató de un ajuste de cuentas, pero a Lidia le llegó otra versión más comprometedora.
“Un integrante de la Policía me contó que en ese negocio vendían droga y que el policía ese día fue a buscar su comisión, pero discutió con el dueño del local y mi hijo estaba ahí, en el momento y el lugar equivocado. Seguro escuchó algo que no tendría que haber oído”, agregó.
Esa noche, tras haber escuchado los disparos, el dueño del comercio lo auxilió y luego, ante la llegada del Sistema de Emergencias 911 y del Samec, Quiroga fue trasladado hacia el centro médico e ingresó a la sala de terapia intensiva, pero su estado fue empeorando a diario.
La víctima fue intervenida quirúrgicamente en dos oportunidades, no resistió y la muerte se produjo el 15 del setiembre por una infección generalizada tras los impactos de bala recibidos, según explicaron los especialistas.
Horas después de la inexplicable reacción, Cardozo fue detenido y dijo no saber el motivo del ataque.
Una historia desoladora
Diego Quiroga dejó cinco hijas y cuatro de ellas quedaron huérfanas ya que su exmujer había sido asesinada tres meses antes.
Angélica María de Marche, de 30 años, fue hallada sin vida a mediados de junio de 2012 en el interior del canal 16 de Septiembre, ubicado en el corazón del denominado Bajo Chico, de Villa San Antonio, a pocos metros de la calle Juan Carlos Dávalos.
El cuerpo de la víctima yacía boca arriba. Protagonista de una historia sórdida, ya no convivía con sus hijas. Las pericias determinaron que había fallecido a causa de asfixia por estrangulación.
Hoy, Lidia Fuentes, la madre del joven asesinado en El Círculo III, está a cargo de cuatro de ellas, quienes tienen 15, 13, 12 y 8 años, mientras que la menor de un año y medio vive con la última pareja del hombre.
“Mis nietas están muy mal y viven recordando a su padre. La menor de 8 años tiene un retraso madurativo y me dijeron que me iban a dar una pensión, pero yo no quiero eso; quiero que mi nieta tenga una niñez normal”, dijo Lidia.
“Hace 29 años cobro estacionamiento en diferentes calles de Salta. Las promesas de los políticos quedaron en eso solamente y yo lo único que quiero es que el asesino sea castigado por lo que le hizo a mi hijo que era una persona muy trabajadora y con 30 años no conocía ni un boliche”.
“Vivo con la indiferencia del Estado, pero si sigo luchando es por ellas, mis nietas, a quienes voy a defender a muerte”, cerró.