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No fue una fiesta como muchos presagiaban. Y esta vez no había excusas para dejar de ir a la cancha: el espléndido día se prestaba para concurrir al estadio Martearena en masa pero, lamentablemente, no fue el marco esperado para un clásico.
Quizás el bajo nivel futbolístico, tendencia de los últimos tiempos, o el alto costo de las entradas hizo que la gente no se entusiasme, sobre todo la familia. Hubo cerca de nueve mil personas (según datos oficiales de la Liga Salteña y la Policía) y no hubo “ambiente” de clásico. Ni siquiera cuando ambos equipos ingresaron al campo de juego. Extrañamente, no se notó aquella anhelada algarabía de los hinchas ante de arrancar un partido de tal magnitud.
Dentro de un marco inesperado, con la tribuna preferencial vacía, Juventud sacó ventajas llenando su popular sur en comparación del lugar asignado para los albos (popular norte). Y en la preferencial, la superioridad antoniana fue notoria.
De todas maneras, la pobre postal fue un fiel reflejo de fútbol salteño en cuanto a nivel futbolístico y el escaso magnetismo. Los tiempos cambiaron y los equipos no invitan.
Lo positivo fue el buen comportamiento por parte de ambas hinchadas, teniendo en cuenta la recomendación del organismo de seguridad provincial luego de la gestión de la Liga Salteña ante el Consejo Federal para que este duelo se juegue con la presencia de hinchas visitantes.
Esta vez la seguridad no tuvo falencias
El riguroso operativo de seguridad que desplegó la Policía en el estadio Martearena fue un éxito. El comisario inspector Hugo Yapura, quien estuvo a cargo de 563 efectivos policiales, le confirmó a El Tribuno que el clásico se desarrolló sin incidentes.
El arduo trabajo que realizó la Policía dio sus primero frutos, porque gracias al exigente rastrillaje los encargados de custodiar la seguridad incautaron 23 litros de fernet en inmediaciones al estadio mundialista, una historia de nunca acabar en cualquier manifestación deportiva masiva.
Yapura destacó que el comportamiento de ambas hinchadas fue ejemplar, pese a que en la popular sur, donde se ubicó la parcialidad de Juventud, hubo una pequeña escaramuza entre algunos barras.
Afortunadamente, esta rencilla interna no pasó a mayores, ya que fueron los mismos hinchas quienes calmaron los ánimos y separaron a los revoltosos.
El único saldo negativo que se registró en el clásico fue la detención de dos personas de sexo masculino por supuesta tenencia de sustancias prohibidas. El encargado de comandar el operativo de seguridad se retiró muy satisfecho por el trabajo que se realizó, aunque muchos hinchas se quejaron por la rigurosa y excesiva requisa que se implementó en los ingresos del estadio.
Así como suelen criticarse las falencias en materia de seguridad -como sucedió en otros clásicos- también es necesario destacar cuando se registran escasas fisuras en las medidas preventivas, como sucedió ayer en el primero clásico de la temporada entre Juventud y Gimnasia.
Habrá que esperar hasta octubre para vivir otro clásico salteño (entre Gimnasia y Central Norte en el Gigante del Norte, por la octava fecha) a la espera que persista la buena conducta, pero que crezca el interés.