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Adhiero a los conceptos del lector Carlos Román respecto a los perros que “viven” en las peatonales. Muchas veces la municipalidad quiso instrumentar medidas para solucionar esto y las sociedades protectoras de animales se opusieron de manera irracional.
A lo dicho por usted agrego que cada proteccionista que confecciona los “ponchitos” debería llevar los perritos a su casa para que no pasen tanto frío y, de paso, que no ensucien las peatonales, ni asusten a los niños, ni provoquen caídas a los ancianos, muerdan a los ciclistas, etc.
María Carabajal
Salta capital