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Camino al cielo

Jueves, 26 de junio de 2014 01:15
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“El Mundial comienza en octavos”. Eso decían muchos argentinos dando por descontada la clasificación minimizando a Bosnia, Irán y Nigeria.

Contra Suiza, Argentina abrirá los octavos de final; será el inicio de un camino largo, sinuoso y difícil de transitar, pese a las características de los rivales que pudieran venir después.
Porque pese a las dificultades, esta recta final alberga el sueño y la ilusión de los argentinos.
Suiza será el primer escollo, el próximo martes en Sao Paulo. Los europeos llegan motivados con una goleada sobre Honduras (ver página 12) y con un temible Xherdan Shaqiri, autor de los tres tantos.
Después, en cuartos de final, la Selección de Sabella podría enfrentar a la “generación dorada” de Bélgica, liderada por jóvenes figuras de la talla de Eden Hazard (23 años), de Chelsea, y el arquero Thibaut Courtois (22), de Atlético de Madrid. A ellos se les suma la experiencia del capitán Vincent Kompany (28), del Manchester City, y de Dries Mertens (27), del Napoli.
Estados Unidos y Ghana son otros de los candidatos para esta instancia y con menos posibilidades asoma hoy Portugal, que con Cristiano Ronaldo necesita un milagro para avanzar. 
Si Argentina supera estos obstáculos en octavos y cuartos, podrá encontrarse con la temible Holanda en las semifinales, tal cual lo indica la lógica. Esa banda que dirige Van Gaal con los picantes Robin Van Pierse, Arjen Robben y Wesley Sneijder.
¿Y la final? Brasil, Francia o Alemania. Los tres vienen por el otro camino, cuentan con la misma fuerza y meten el mismo miedo con Neymar, Benzema y Müller. Ojalá sea Lionel Messi el que les tenga que dar la mano en el centro del campo de juego, el 13 de junio, en el Maracaná.
Argentina ya conoce más o menos como será su camino para llegar a la final. Ahora debe empezar a transitarlo.


“El Mundial comienza en octavos”. Eso decían muchos argentinos dando por descontada la clasificación minimizando a Bosnia, Irán y Nigeria.
Contra Suiza, Argentina abrirá los octavos de final; será el inicio de un camino largo, sinuoso y difícil de transitar, pese a las características de los rivales que pudieran venir después.
Porque pese a las dificultades, esta recta final alberga el sueño y la ilusión de los argentinos.
Suiza será el primer escollo, el próximo martes en Sao Paulo. Los europeos llegan motivados con una goleada sobre Honduras (ver página 12) y con un temible Xherdan Shaqiri, autor de los tres tantos.
Después, en cuartos de final, la Selección de Sabella podría enfrentar a la “generación dorada” de Bélgica, liderada por jóvenes figuras de la talla de Eden Hazard (23 años), de Chelsea, y el arquero Thibaut Courtois (22), de Atlético de Madrid. A ellos se les suma la experiencia del capitán Vincent Kompany (28), del Manchester City, y de Dries Mertens (27), del Napoli.
Estados Unidos y Ghana son otros de los candidatos para esta instancia y con menos posibilidades asoma hoy Portugal, que con Cristiano Ronaldo necesita un milagro para avanzar. 
Si Argentina supera estos obstáculos en octavos y cuartos, podrá encontrarse con la temible Holanda en las semifinales, tal cual lo indica la lógica. Esa banda que dirige Van Gaal con los picantes Robin Van Pierse, Arjen Robben y Wesley Sneijder.
¿Y la final? Brasil, Francia o Alemania. Los tres vienen por el otro camino, cuentan con la misma fuerza y meten el mismo miedo con Neymar, Benzema y Müller. Ojalá sea Lionel Messi el que les tenga que dar la mano en el centro del campo de juego, el 13 de junio, en el Maracaná.
Argentina ya conoce más o menos como será su camino para llegar a la final. Ahora debe empezar a transitarlo.

Soñar no cuesta nada

¿Por qué no? Por qué no podemos ilusionarnos. Porque Garay y Fernández hacen una bien y treinticinco mal o porque el Kun Agüero y el Pipa Higuaín todavía no aparecen. Pero igual se puede. Con Messi es imposible no creer que podemos volver a ser campeones. 
La clave del equipo argentino está arriba y no abajo. Mientras Lionel nos siga guiando y no nos falten goles por qué no podemos soñar. Encima, es gratis. Y encima, las llaves nos conducen a rivales que, en teoría, serían menos difíciles. Nadie puede negar que no es lo mismo enfrentar hoy a Francia que a Suiza; a Alemania que a Bélgica o EEUU. 
De todos modos, para ser campeones hay que ganarle al que venga y pese a que Holanda también figura en los planes, es complétamente válido soñar con enfrentar a Brasil en la final y ganarla. ¿Por qué no? Si soñar no cuesta nada.

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