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Visitas históricas en la euforia del mundial

Lunes, 14 de julio de 2014 01:43
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El presidente ruso Vladimir Putin y el líder chino Xi Jinping visitan la Argentina.

Se trata de un dato estratégico de magnitud.

En la política de Estado rusa se observa una decisión geopolítica que nos incumbe en forma directa. 
En el transcurso de 2013 se fue evidenciando en la política exterior de la cancillería rusa una firme orientación de acrecentar la influencia cultural sobre América Latina. Un ejemplo es la creación de la Cátedra de Rusia dentro del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de la Plata. Es una clara acción para vincularse culturalmente con países que sufrieron la influencia norteamericana y “occidental” y que denostaron el bagaje cultural de la Europa oriental.

Pero no es solo vinculación cultural. Tras esta avanza con firmeza una vinculación económica con los países latinoamericanos. 

En esa dirección, y tras la condonación rusa de los US$ 35.000 millones de la deuda cubana, toma cuerpo la versión de la intención de Vladimir Putin de subrogarse en nuestro nombre a los acreedores de Argentina. Es decir lanzar el “Aguila Bicéfala Rusa” a la caza de los “buitres” que pretenden la geografía argentina en resguardo y garantía de sus créditos. Habrá que seguir con atención los convenios surgidos en ocasión de la reciente visita de Putin y de la próxima de Xi Jinping. 

Aparentemente estarían muy avanzadas las negociaciones para que un consorcio estatal ruso-chino se haga cargo de nuestra deuda externa, con más el otorgamiento a Argentina de una voluminosa línea de créditos blandos. Pero como nada es gratis, sería a cambio de un posicionamiento en nuestra geografía del sur de América del Sur, ello, en la búsqueda de un efectivo balance a la presencia británica en la plataforma insular y sus apetencias sobre el continente antártico.

¿Qué es el Aguila Bicéfala?

El símbolo que reemplaza a la hoz y el martillo en el escudo ruso, no es ninguna casualidad. Es la firme decisión geopolítica de la representación de la mayor masa terrestre del planeta (Rusia-China) de integración continental en desmedro de la masa insular (británica). 

El águila de dos cabezas representa la unión del cristianismo oriental, de la Iglesia Ortodoxa y el poder estatal, el poder religioso y el poder secular que la dinastía Romanov sintetiza en: “Dios con nosotros”. La simbología que incorpora Putin es el escudo con “Aguila Bicéfala con tres coronas con más el cetro y el orbe en sus garras” con lo que se publicita la recuperación del poder total. 

Tras la caída y diáspora de la URSS, hoy la Federación Rusa que preside Vladimir Putin va, por mucho, más allá de una integración de la geografía que fuera fraccionada hace más de 20 años, en el nuevo orden mundial del mundo global. El protagonismo de Rusia se impone como prioritario, el que unido a su “socio” (China) es el eje por el cual parece alinearse el futuro del planeta. Resta observar las “cartas” que sean jugadas por el imperio insular británico en esta contienda de titanes. 

En ella nuestro protagonismo se reduce al papel zombies habitantes de una geografía en disputa. 
Mientras ello ocurre, al igual que en 1978, el mundial futbolero nos brindó el necesario falso empacho nacionalista ratificando la absoluta vigencia de recetas repetidas.

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